El diplomático sueco Raoul Wallenberg desde su cargo diplomático, salvó a millares de judíos y demás víctimas y perseguidos del nazifascismo. Lo suyo fue un acto de heroísmo sin límites. Los soviéticos lo asesinaron después de concluida la Segunda Guerra Mundial. El mundo, hoy, le rinde homenaje.
El 17 de enero de 1945 el diplomático sueco Raoul Wallenberg fue detenido y desaparecido por el ejército soviético. Su paradero aún se desconoce.
En tan sólo seis meses de gestión en la embajada de Suecia en Budapest, Wallenberg, uno de los grandes héroes de la humanidad, había logrado salvar las vidas de decenas de miles de judíos y otros perseguidos por el régimen nazi.
El ejemplo del ‘Héroe sin Tumba’ es mantenido vivo por la Fundación Internacional Raoul Wallenberg, una ONG educativa que difunde los valores imperecederos de solidaridad y coraje cívico enarbolados por el diplomático sueco así como por muchos otros miles de salvadores; entre ellos, los diplomáticos españoles Angel Sanz-Briz y Jorge Santaella.
El aniversario de la desaparición de Wallenberg es un recordatorio de que aún en los momentos más oscuros hay personas que pueden se diferentes, idealistas, y brindar apoyo y ayuda al prójimo, aún a costa de sus propias vidas y las de su familiares.
La gesta de Wallenberg no es un capítulo cerrado del pasado. Al contrario, es puro presente y su recordación permanente puede ser la garantía de que las atrocidades de otros tiempos no se repitan.
Vale mencionar aquí que el mismo día 17 de enero tendrá lugar en el Vaticano, con la presencia del Papa Juan Pablo II, un concierto sin precedentes en el que participarán trescientos artistas judíos, cristianos y musulmanes, con el objetivo de promover el entendimiento entre pueblos, culturas y religiones.
* Baruj Tenembaum pertenece a la Fundación Internacional Raoul Wallenberg.