Evoca al salvador de miles de judíos
Un nuevo acto de vandalismo se registró en la esquina de Austria y la Avenida del Libertador, en el barrio de Recoleta, cuando la escultura de Raoul Wallenberg apareció cubierta de manchas de pintura roja.
El rostro y el cuerpo de la pieza en bronce, obra del escultor inglés Philip Jackson, fueron atacados por desconocidos, lo que motivó que la sede en nuestro país de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg condenara, mediante un comunicado, el ”vandálico ataque”, al tiempo que recordó la figura de Wallenberg, quien ”salvó, a costa de su propia seguridad, a decenas de miles de condenados a muerte por el nazismo”.
Wallenberg fue un arquitecto sueco, hijo de una de las familias más poderosas de Suecia, formada por banqueros e industriales. En 1944, personajes notables del país lo postularon para viajar a Hungría para tratar de salvar a los judíos perseguidos por el nazismo.
Wallenberg viajó con status diplomático y se instaló en la embajada sueca en Hungría. Allí, mediante la extensión de salvoconductos, logró salvar la vida de decenas de miles (se habla, incluso, de cien mil personas) de judíos y otros perseguidos por el régimen de Hitler. A fines de 1944, tropas soviéticas lo detuvieron, sin que se sepa hasta el momento sobre su destino final.
”Nos sorprendemos no sólo por la naturaleza del ataque a un símbolo de la libertad, sino también por la impunidad que gozan aquellos que lo perpetraron”, expresaron en la Fundación Wallenberg.