El 10 de octubre de 2012 la escuela ORT y el Museo Judío de Río de Janeiro celebraron el centenario del nacimiento de Raoul Wallenberg en la sede de la escuela técnica en el barrio de Botafogo, en Río de Janeiro. El auditorio fue colmado de estudiantes e invitados que asistieron a la ceremonia, donde todos recibieron como recuerdo una copia de un pasaporte con visa. El evento contó con la presencia del Presidente del Museo Judío de Río de Janeiro Max Nahamias, el Director de ORT Hugo Majerovich, el Cónsul Honorario de Suecia en Río de Janeiro, Bernardo Vaena, el cónsul de la Argentina Marcelo Bali y el Presidente de la Federación Israelí del Estado de Río de Janeiro, Jayme Solomon. Todos hicieron uso de la palabra para ensalzar las acciones de Wallenberg, considerado «Justo entre las Naciones».
A su turno, subió al estrado el rabino Darío Bialer, de la Asociación Religiosa Israelita de Río de Janeiro, quien recordó, en principio, su relación de colaboración y la admiración de más de 10 años con la Fundación Raoul Wallenberg y el legado del diplomático sueco. Asimismo, citó el Talmud, que enseña que la defensa de la vida prevalece casi absolutamente sobre todos los otros valores, y destacó el ejemplo de Wallenberg para actuar en nombre de la salvación de unos 100.000 judíos húngaros en riesgo de muerte. Wallenberg utilizó artificios diferentes, tales como sobornos, emisión de pasaportes para evitar la deportación de judíos a campos de concentración, incluso rescates cuando ya estaban a bordo de los trenes. Por último señaló que el mundo merece saber dónde esta Raoul Wallenberg. «El no merece ser un desaparecido y nuestra responsabilidad es que sea tratado como el héroe que fue», destacó.
Cerró el evento el historiador Fabio Koifman de la Universidad Federal Rural de Rio de Janeiro, destacando la importancia del ejemplo de los diplomáticos que intentaron salvar las vidas de los refugiados, a menudo contradiciendo las órdenes de sus Gobierno. Recordó a los estudiantes los acontecimientos de la guerra y los deberes de responsabilidad hacia el prójimo, aunque parezcan, a primera vista, tan lejos de sus realidades. Koifman citó el caso del diplomático carioca Souza Dantas, un amante de las hermosas playas de Río de Janeiro, que como Wallenberg, actuó tan incansable, para distribuir un innumerable número de visas a todo el que se presentara en su oficina en busca de salvación.