Los nombres de los más famosos salvadores durante el período del Holocausto son muy conocidos. Raoul Wallenberg, un diplomático sueco y el homónimo de esta fundación, salvó miles de personas y familias judías. Oscar Schindler se hizo famoso gracias a la película de Spielberg. Tanto Schindler como Wallenberg realizaron operaciones a gran escala para poder salvar miles de vidas humanas.
Sin embargo, el valor de estos hombres, no puede determinarse por la cantidad de personas que salvaron, sino por cada vida rescatada de ese infierno. Si se compara la cantidad de personas asesinadas durante el Holocausto con la cantidad de personas salvadas, podría parecer relativamente poco. Aunque intuitivamente este cálculo carece de sentido. Cualquier cálculo de vidas humanas es ofensivo, porque cada una de esas vidas representa un potencial infinito. Por lo tanto cada persona salvada, cada acto de disidencia fue noble y valiente.
Es bajo esta misma óptica que se pueden considerar las incalculables contribuciones de las mujeres salvadoras en el Holocausto. Muchas de ellas salvaron vidas humanas a través de actos de disidencia, valentía e ingenuidad. Muchas de estas mujeres que fueron conocidas solamente por aquellos a quienes salvaron, demostraron tener el coraje y la humanidad de los hombres famosos salvadores como Wallenberg.
Otra reflexión importante para considerar al leer esta clase de historias es el tipo de persona que fue cada una de estas mujeres y los desafíos que tuvieron que enfrentar. Es precisamente esta consideración que hace que sus historias sean relevantes no solamente hoy sino para toda la posteridad. Puede sorprender que a medida que uno se adentra en los relatos pareciera que estas mujeres no fueran diferentes de mucha gente que conocemos. Trabajaban en fábricas o en oficinas en diferentes ciudades, criaban hijos en comunidades rurales y tenían amistades comunes. Eran mujeres de todos los días impulsadas por creencias en común. Algunas provenían de familias y crianzas profundamente religiosas inmersas en la creencia de ”ama a tu prójimo como a ti mismo”. Otras provenientes de escuelas cuyo pensamiento político, contrariaba al ideal nazi. También hubo niñas o jóvenes, cuyo simple apego a los valores básicos como la amistad, la lealtad y la piedad, se sintieron impulsadas a actuar enfrentando lo que consideraban que estaba mal. Estas mujeres de temple heroico optaron por sostener sus creencias en medio de una sociedad altamente opresiva. De manera manifiesta, la disidencia a gran escala no existió en Alemania ya que la opresión nazi era abrumadoramente invasiva. Cualquier protesta o manifestación en contra del régimen hubiera traído como consecuencia la prisión o la muerte de sus participantes. Los disidentes no solamente debían evadir a la policía secreta nazi, a la Gestapo y a los agentes del gobierno, sino también a los hostiles vecinos espías y a las organizaciones comunitarias leales a los nazis. La única y verdadera salida segura de los disidentes eran sus propios pensamientos. A medida que lean estas historias, serán testigos de actos de valentía e ingenuidad llevados a cabo por disidentes en un marco social inimaginablemente opresivo.
La conclusión más significativa de estos relatos es que sin considerar quiénes son estas personas, la sociedad o las circunstancias, uno siempre puede disentir de alguna forma con aquello que se considera incorrecto. En un mundo libre podemos aprovechar diferentes vías de protesta y aún así seguir sintiendo la frustración de no poder cambiar el sistema en el que vivimos. Tan solo imaginen el sentimiento de desesperanza, impotencia y frustración que tenían estas mujeres cuando fueron separadas por completo de sus comunidades.
Mujeres sin representación alguna, en situaciones en las que no había absolutamente nadie en quién confiar, llenas de impotencia, llegaron a ser un símbolo del poder que representa un solo individuo.
Las mujeres cuyas historias se escriben a continuación eran mujeres comunes, personas normales motivadas por creencias y virtudes comunes que tuvieron un momentáneo e incalculable impacto sobre el mundo. Por cada persona salvada encontramos una vida individual con un potencial infinito, y por cada acto de disidencia, se encuentra la prueba concreta de que siempre será posible luchar contra el mal.
Traducción: Graciela Forman