Entrevista con Baruj Tenembaum, creador de la Fundación Wallenberg
JERUSALÉN, jueves, 8 julio 2004 (ZENIT.org).- En Israel están teniendo lugar los preparativos de la celebración del cuadragésimo aniversario de la declaración del Concilio Vaticano II «Nostra Aetate», mientras que en Argentina concluía este jueves el decimoctavo encuentro internacional del Comité de Enlace Católico-Judío.
Para conocer mejor algunas de las iniciativas que están teniendo lugar en estos momentos para reforzar el diálogo entre católicos y judíos, Zenit ha entrevistado al señor Baruj Tenembaum, judío nacido en Argentina, creador de la Fundación Wallenberg y del Comité Angelo Roncalli, quien en el momento de esta entrevista se encontraba realizando un viaje por Israel.
La Fundación Raoul Wallenberg recuerda el ejemplo de este diplomático sueco, que desapareció en enero de 1945, después de haber salvado la vida de decenas de miles de judíos condenados a una muerte segura por los nazis en la Segunda Guerra Mundial.
El Comité Angelo Roncalli reconoce la obra de diplomáticos, como la de ese nuncio apostólico en Turquía que más tarde llegará a ser Papa con el nombre de Juan XXIII, quienes arriesgaron su vida para salvar la vida de judíos perseguidos por el nazismo.
–Señor Tenembaum, su visita a Israel está llena de iniciativas…
–Baruj Tenembaum: Así es. Estamos trabajando intensamente para proseguir con la organización de los eventos conmemorativos del 40º aniversario de la proclamación de «Nostra Aetate», el 42º aniversario del nacimiento de nuestros movimientos de diálogo interreligioso y, también, el 70º aniversario del fallecimiento del mayor poeta de la lengua hebrea, Najman Bialik, a quien tuve la oportunidad y el privilegio de traducir en mis años de estudios como seminarista (judío), así como a otros grandes de la poesía judía como Uri Zvi Grinberg. No sólo hay que recordar a quienes han salvado los cuerpos sino también a aquellos que todos los días nos redimen el alma.
–En un gesto inusual, el cardenal Walter Kasper, presidente de la Comisión Pontificia para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo, reservará de su apretada agenda en Argentina la jofranda del sábado, 10 de julio, a la Fundación Wallenberg. ¿Por qué?
–Baruj Tenembaum: El sábado, 10 de julio, por la mañana será inaugurada la sala de jardín de infantes «Monseñor Angelo Roncalli». El acto será presidido por el cardenal Walter Kasper. El evento tendrá lugar en el Centro Comunitario Raoul Wallenberg, sede del Movimiento de Trabajadores Desocupados de La Matanza (MTDLM), en una barriada extremadamente pobre de la provincia de Buenos Aires. Serán donados materiales escolares e indumentaria. En el Complejo Educacional, que lleva el nombre de Raoul Wallenberg desde el 14 de mayo de 2004, funciona el jardín de infantes y otros emprendimientos productivos como una panadería, un taller de serigrafía, una editorial, un taller de costura y una escuela de oficios.
El mismo sábado 10, pero por la tarde, después del Shabat, la Fundación Internacional Raoul Wallenberg y el Comité Angelo Roncalli entregarán al cardenal Kasper la distinción «Memorial Mural Award» (Premio Mural Conmmemorativo), por la dedicación de toda una vida a las causas del entendimiento y la reconciliación entre judíos y católicos. La presentación será en la sede del Seminario Rabínico Latinoamericano. Un inmejorable marco interfé, sin dudas. El galardón es una réplica a escala del Mural que recuerda a las víctimas del Holocausto –y a los asesinados en los atentados contra la embajada de Israel y la AMIA– instalado en abril de 1997 en la Catedral de Buenos Aires por el entonces Primado de la Argentina, el cardenal Antonio Quarracino. Una réplica en tamaño original del Mural será instalada este año en la iglesia «Vaterunser» de la ciudad de Berlín. El acontecimiento es organizado por la Fundación Wallenberg y la Iglesia Evangélica de Alemania.
En la oportunidad, la Fundación Wallenberg anunciará el otorgamiento de la Beca de Estudios «Angelo Roncalli»a un seminarista judío por su dedicación académica, su espíritu solidario y sus valores humanos puestos al servicio de la reconciliación judeo-católica. Otro gesto interfé que nos enorgullece.
–¿Cómo se relacionan los programas de la Fundación Wallenberg dedicados a rendir tributo a los salvadores de la humanidad y la promoción del diálogo interconfesional?
–Baruj Tenembaum: Ambas instancias tienen como denominador común la célebre frase: «Y amarás a tu prójimo como a ti mismo». No en vano la sentencia fue la inspiración de Hilel y luego de Jesús. Los salvadores son la luz, la personificación del concepto del Mesías, entendido como la oportunidad que cada uno de nosotros tiene de hacer el bien, de realizar algo por el semejante. La esperanza es el concepto que une a judíos y católicos por igual. El amor, la solidaridad y el coraje puestos al servicio del prójimo son como el agua que baja de la montaña para fertilizar y permite que la siembra prospere. Esta alegoría alude a la necesidad de que todos bajemos al llano, al nivel de la gente común, y no nos quedemos en las alturas, con quienes ven el mundo desde arriba.
También, hay una interpretación muy cínica del «amarás a tu prójimo como a ti mismo» que pretende entender la sentencia como amar al prójimo siempre y cuando sea como tu mismo. Interpretación que se podría aceptar sólo con la condición de que el ser del «tú mismo» se refiere al género humano. No es casualidad que este movimiento nació en la república Argentina país en donde no hubo luchas étnicas como en otras latitudes del planeta. Nosotros celebramos que, a 42 años de iniciado este emprendimiento, liderado entre otros, por monseñor Ernesto Segura –obispo auxiliar de Buenos Aires–, el rabino Guillermo Schlesinger y Jorge Luis Borges, otras organizaciones de distintas confesiones levanten hoy estas banderas.
–Entre los salvadores hay figuras notables como la de Raoul Wallenberg y muchos otros que arriesgaron hasta sus vidas por salvar a perseguidos de distintos orígenes culturales y confesionales.
–Baruj Tenembaum: Así es. No hay mejores ejemplos que sirvan como una guía de acción que los brindados por estas personas. Como usted bien señala, entre los miles de héroes hay que subrayar a monseñor Angelo Giuseppe Roncalli, luego Papa Juan XXIII y a otro italiano, el jefe de policía de Fiume durante la segunda guerra, Giovanni Palatucci, próximo a ser beatificado por el Sumo Pontífice. Son, en rigor de verdad, la otra cara de la indiferencia, una actitud muy peligrosa que es funcional a la realización del mal.
Es mucho más cómodo, pero también extremadamente riesgoso practicar la indiferencia y abstenerse de asumir un compromiso. Sobre este tópico grandes pensadores han ensayado algunos aforismos memorables. Emund Burke escribió: «Todo lo necesario para que la maldad prospere es que el hombre bueno no haga nada». Einstein dijo: «El mundo es un lugar peligroso. No a causa de los que hacen el mal, sino por aquellos que no hacen nada para evitarlo». Y, entre otros, George Bernard Shaw señaló: «La indiferencia es la esencia de la humanidad». Recordemos lo dicho por el pastor Martin Niemöller, luego popularizado por Bertolt Brecht: «Primero vinieron por los comunistas, pero como yo no era comunista no alcé la voz. Luego vinieron por los socialistas y los sindicalistas, pero como yo no era ninguna de las dos cosas, tampoco alcé la voz. Después vinieron por los judíos, y como yo no soy judío, tampoco alcé la voz. Y cuando vinieron por mi, ya no quedaba nadie que alzara la voz para defenderme».
–Sin olvidar a Aristides de Sousa Mendes, ese notable cristiano que evitó el exterminio de miles de perseguidos emitiendo visas en su calidad de cónsul de Portugal en Bordeaux, en el sur de Francia, en 1940.
–Baruj Tenembaum: Efectivamente, Sousa Mendes fue recordado por nuestra fundación el pasado 17 de junio con la organización de más de ochenta homenajes en treinta países. Sousa Mendes fue un pionero y es el paradigma del que todo lo sacrifica por ponerse del lado del más débil. Desafió a la dictadura portuguesa que le ordenaba no hacer nada y por ello murió en la más terrible pobreza, condenado y enfermo.
–Curiosamente, Argentina ha tenido una importancia decisiva en todo este movimiento.
–Baruj Tenembaum: Lo que nació en Buenos Aires se cierra en Buenos Aires. Allí nació este movimiento, nació el Mural y, entre muchos otros logros, tuvimos el privilegio de contar con Antonio Quarracino, cardenal que abrazó las cenizas de sus padres para descansar junto a sus queridos hermanos asesinados en la Shoá, en la embajada de Israel y en la AMIA (sede de la comunidad judía argentina de cuya voladura en un atentado terrorista se cumplen diez años el próximo 18 de julio).
Quarracino, pese a las difamaciones que recibiera no precisamente de gentiles, fue quien nos enseñó que en la vida hay cosas más importantes que la vida misma.