(New York) El Secretario General de las Naciones Unidas, Kofi Annan felicitó al Comité Internacional Raoul Wallenberg por la eficiencia de su labor y su incesante trabajo en pos de la Paz entre los individuos y los pueblos. Así lo manifestó ayer el alto mandatario mundial al fundador de la institución, Baruch Tenembaum.
Tenembaum, un empresario argentino nacido en la colonia judía de Las Palmeras, a ciento ochenta kilómetros al norte de la ciudad de Santa Fe, asistió a la reunión en el edificio de las Naciones Unidas en Nueva York, para informar a Kofi Annan acerca de la labor que cumple desde hace más de un año en la Argentina el Comité Internacional Raoul Wallenberg.
En un gesto inusual, por segunda vez en menos de seis meses Annan recibió a la organización argentina en su despacho oficial del piso 38 del clásico edificio de Manhattan. La reunión fue el correlato de la mantenida en Buenos Aires en julio pasado con otros directivos de la organización. En aquella oportunidad Annan le dedicó una excepcionalmente prolongada recepción de más de cuarenta minutos, con lo cual quedó subrayada la importancia que le confiere a la primera organización del Hemisferio Sur dedicada a promover la gesta de Wallenberg, uno de los más controvertidos casos del siglo envuelto aún en un misterio impenetrable a casi diez años de la caída del régimen soviético.
Al salir de la reunión Tenembaum dijo que ‘después de la inauguración de los monumentos dedicados a Wallenberg en Buenos Aires y Nueva York, seguiremos las gestiones en Gaza, Ciudad del Vaticano y otros países. La creación de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg, la institución de un premio humanitario anual que llevará el nombre del diplomático sueco y la próxima exhibición en la UNESCO dedicada a la figura de este verdadero héroe sin tumba son parte del proyecto elogiado por Annan.’
Dicen los que lo conocen, que el entusiasmo de Kofi Annan por la actuación del Comité Wallenberg se debe a que se desarrolla en el marco de una organización como la Casa Argentina en Jerusalem, institución privada sin compromisos de ninguna índole con Estados o gobiernos. Algo que el Secretario General de las Naciones Unidas aprecia de manera muy especial.