La profesora Regina Steiner presentó la actividad a sus alumnos diciendo: ”Seguramente hoy van a aprender mucho más que con unas clases o algunos textos… estamos frente a la historia viviente”.
Lidia relató la vida y obra de Wallenberg.
Yo presenté el tema: ”La Shoah es una verdad incómoda… Tanto David como Irene tuvieron- al igual que muchos sobrevivientes- un duro combate entre el olvido y la memoria, entre la necesidad de hablar y el temor a no ser escuchados…”
David leyó su relato e Irene contó su historia, ambos con la dignidad y también con la ternura que los caracteriza. Emociona percibir que, a pesar de todas las veces que expusieron su testimonio, mantienen las ganas de transmitir y de contar la historia como si fuera la primera vez. Quizás sea por ese clamor de las voces agonizantes al que alude David: ”Sobrevivan… aunque sea para contarle al mundo…”.
Surgieron preguntas: ”¿Cómo les cambió la concepción de la vida después de los campos o de la guerra?… ¿Había discriminación en Polonia antes de la guerra?… ¿Porqué denunciaban, qué ganaban denunciando a judíos?…
¿Cómo fue la adaptación a la Argentina?…”
La pregunta sobre la denuncia estaba relacionada con el tema que estaban viendo en clase: Antígona ( de Sófocles), denunciada por los guardianes. Aprovechamos la oportunidad para hablar de los efectos de la obediencia debida, la que se cumple sin cuestionarse, por más caprichosa y arbitraria que sea y explicamos a los alumnos cuánto se apoyó el régimen nazi en esta zona de obediencia ciega.
Tanto David como Irene contaron las penurias padecidas hasta desembarcar en la Argentina. Moisés que estaba sentado en la primera fila del auditorio, quiso él también sumarse a testimoniar.
La profesora concluyó diciendo a sus alumnos ”Podríamos seguir durante horas escuchando… pero con estos testimonios ya pueden hacerse preguntas. O no, quizás sólo en principio, reflexionar”.
Licenciada Diana Liniado
Programa Educativo Wallenberg en la Escuela
Fundación Raoul Wallenberg