Según un estudio sociológico sobre los hijos de sobrevivientes del Holocausto realizado por una académica de la Universidad de Haifa, la mayoría de ellos no se entera de las experiencias de guerra de sus padres de modo directo, sino a través de la presencia silenciosa del pasado en la vida diaria.
El estudio fue llevado a cabo por Carol Kidron del departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de Haifa entre 2001 y 2005 y sus resultados serán publicados en el otoño como parte de una obra colectiva titulada Recordando la violencia: Perspectivas antropológicas sobre la transmisión intergeneracional.
Luego de una serie de entrevistas que Kidron mantuvo del 2001 al 2005 con 55 descendientes de sobrevivientes del Holocausto, concluyó que la mayoría no hablaba acerca de las experiencias de sus padres no por vergüenza o miedo, como se pensaba previamente, sino debido a la falta de conocimiento. Kidron formuló que la gran mayoría de descendientes sentía que sus padres habían traído el pasado a su vida cotidiana de modo no verbal en lugar de contarles acerca del mismo directamente.
”Aún cuando hay silencio, el pasado está presente in el hogar”, dijo Kidron a The Jerusalem Post el miércoles.
Una entrevistada relató a Kidron que recordaba que su padre a menudo revisaba un cajón lleno de viejas fotografías y juguetes. Su padre nunca le contó quién estaba en las fotos, dónde había obtenido los juguetes o dónde había estado durante el Holocausto.
”Ella sabía que eran parte del pasado de su padre, aunque no conocía la historia”, expresó Kidron.
Otra participante del estudio siempre colocaba un par de zapatos al costado de la cama antes de irse a dormir. Era algo que sus padres le habían enseñado, según relató, y algo que no dudaba ni un segundo en hacer. Sentía la necesidad de estar preparada por si alguien venía, aunque sus padres nunca le habían contado cómo habían sido llevados.
”Los hijos (de los sobrevivientes) sienten que introducir el tema de aquello que los padres eligieron no contar se vuelve demasiado difícil”, dijo Kidron.
”Perciben la historia familiar como un relato privado, del mismo modo en que sus padres pensaron que era algo que no se compartía”.
En el año 2006, Kidron realizó un estudio comparativo de los hijos de Sobrevivientes del Holocausto y los refugiados Camboyanos que viven actualmente en Canadá. Entrevistó a 25 descendientes de refugiados Camboyanos que había sufrido algún trauma. Entre ellos, descubrió no sólo que no se hablaba del pasado con frecuencia sino que no se sentía tampoco en el presente como ocurría en las familias de los sobrevivientes del Holocausto.
”Los hijos de los sobrevivientes tenemos un legado diferente”, dijo Kidron, que es hija de sobrevivientes del Holocausto. ”Poseemos recuerdos familiares diferentes, pero eso no significa que nuestra vida entera se encuentra abrumada por daño y sufrimiento”.
Traducido por Adriana Bakrokar