El 17 de enero pasado se conmemoró un nuevo aniversario de la desaparición del diplomático sueco, Roul Wallenberg, reconocido por Yad Vashem como Justo Entre las Naciones, por haber arriesgado su vida para salvar a miles de judíos húngaros de la deportación a las cámaras de gas de Auschwitz.
Por razones que aún hoy se desconocen, cuando el ejército soviético liberó Hungría de la ocupación nazi, Wallenberg fue detenido por el ejército rojo, y nunca más se supo de su paradero, ni se encontraron nunca sus restos.
Fueron miles los judíos que pudieron salvar su vida, directa o indirectamente, gracias a las acciones de Wallenberg, que en no pocas ocasiones, se enfrentó a los oficiales nazis, logrando bajar gente de los trenes que partían hacia el campo de exterminio. Así como también, incluso a costo de su capital personal, compró viviendas en Hungría, a las que declaró como propiedad del gobierno sueco, refugiando allí a no menos de 30.000 judíos, a los que luego entregaba pasaportes suecos para que pudieran abandonar el lugar.
La Fundación Internacional Raoul Wallenberg (http://www.raoulwallenberg.net), con sede en la república argentina, organizó días atrás un homenaje de recordación, frente a la estatua conmemorativa en Buenos Aires.
En Montevideo, y por una Ley Nacional del año 2003, el Liceo Público Nº 53, lleva el nombre de Raoul Wallenberg, como homenaje y recuerdo de este Justo entre las Naciones.