Dejó el mundo bursátil para dedicarse al rescate de niños en peligro.
El llamado Oscar Shindler británico, Nicholas Winton, salvó a cientos de niños de la Segunda Guerra Mundial.
BUENOS AIRES (Especial para LA GACETA, por Baruj Tenembaum, fundador de la Fundación Raoul Wallenberg, ONG educativa creada en Argentina.
En 1938 Nicholas Winton, nacido el 21 de mayo de 1909, trabajaba como empleado de la Bolsa de Valores, en la localidad inglesa de Maidenhead, Berkshire. Días antes de la Navidad, ultimaba los detalles de un viaje de vacaciones a Suiza. Era joven, ganaba buen dinero y podía hacerlo. Pero una llamada telefónica desbarató sus planes de esquiar en los Alpes y cambiaría su vida.
Su amigo Martin Blake, que trabajaba en un comité de ayuda para refugiados adultos de Checoslovaquia, parcialmente invadida por el Tercer Reich, le pedía ayuda. Winton viajó por su cuenta a Praga; se alojó en un hotel y luego de días cayó en la cuenta de que no había planes específicos para salvar las vidas de los niños. Entonces, se contactó con Refugee Children’s Movement (RCM), de Londres, que reunía judíos, cuáqueros y diversos grupos de cristianos y cuya misión era conseguir alojamiento y dinero que el gobierno británico exigía como garantías para aprobar el ingreso de refugiados europeos perseguidos por el nazismo.
El 21 de noviembre de 1938, poco después del pogrom de La Noche de los Cristales, la Cámara de los Comunes del Reino Unido había aprobado una medida que permitiría recibir a refugiados menores de 17 años que no tuvieran un lugar en donde alojarse y siempre que se depositaran 50 libras esterlinas (unos U$S 1.500 de hoy) por niño, como garantía de pago del pasaje de vuelta. En nueve meses Winton logró evacuar desde la estación Wilson de Praga a 669 niños en ocho trenes a Londres. Entre ellos, Karel Reisz, a la postre consagrado director de cine, autor de la premiada película La amante del teniente francés. Hoy se cree que ya son más de 5.000 los llamados niños Winton, descendientes de los salvados por Nicholas. Un noveno tren con 250 niños debía partir el 3 de septiembre de 1939, si no fuera porque ese mismo día el Reino Unido le declaró la guerra a Alemania.
El tren no abandonó la estación y los niños nunca volvieron a ser vistos.
Durante más de cinco décadas Winton no reveló a nadie su gesta.
La historia se hizo pública cuando su esposa Greta descubrió en el ático de su casa un maletín que contenía listas de niños salvados y cartas de sus padres. Después de seis décadas, la Corona Británica reconoció la acción humanitaria de este gran hombre, otorgándole el título de Caballero de la Corona.
Sir Nicholas Winton cumplió esta semana 100 años. Es un buen momento para recordarlo y celebrarlo.