Romero Radigales presionó a los alemanes para que liberasen a los judíos de origen español | A pesar de los esfuerzos de Radigales, 45.000 judíos de Salónica fueron asesinados
El cónsul general de España en Atenas salvó la vida a varios centenares de judíos de origen sefardí al conseguir que Alemania les deportase a España y no al campo de concentración de Bergen Belsen
La ciudad griega de Salónica guarda en sus calles la difícil historia de los judeoespañoles expulsados de España en 1492 por los Reyes Católicos. Salónica fue hasta la II Guerra Mundial el paradigma de ciudad receptora de la inmigración judía, más especialmente de los sefardíes cuya aventura está indeleblemente unida a esta urbe, la segunda más grande de Grecia. Una ciudad que durante siglos habló español antiguo y sobre la que los nazis aplicaron a fondo su antisemitismo genocida. Sólo la actuación memorable de Sebastián Romero Radigales, cónsul general de España en Atenas entre 1944 y 1945, mitigó la masacre gracias a una tenacidad que permitió salvar del exterminio a unos centenares de sefardíes. Sin embargo, más de 45.000 no tuvieron la misma suerte.
Los archivos nacionales del Reino Unido conservan decenas de documentos originales, principalmente alemanes, aunque también los hay españoles y británicos, que permiten observar de cerca la persecución nazi a los judíos de Salónica.
Es una dura historia que toma cuerpo en marzo de 1943 cuando los alemanes decidieron llevar a cabo la deportación de los 48.000 sefardíes que habitaban en Salónica al campo de concentración (y exterminio) de Auschwitz-Birkenau. Como ya hemos expuesto en otros capítulos de esta serie, la política del gobierno franquista respecto a los judeoespañoles fue tan pasiva que desconcertó a los alemanes que habían dado por supuesto que, ante la amenaza de acabar con los sefardíes de Salónica, España se haría cargo de ellos. Pero no fue así. Sólo unos 500 o 600 sefardíes entraron en la vía de la salvación gracias a la humanidad de Romero Radigales.
El régimen nazi dejó constancia de la insolidaridad española con los sefardíes en decenas de documentos. Entre ellos figura el telegrama que reproducimos a continuación. Se trata de un mensaje secreto, cifrado, enviado el 26 de julio de 1943 desde Grecia a Berlín por el ”apoderado del Reich en Atenas” Eberhard Von Thadden, encargado en aquellas fechas de ejecutar las deportaciones de los judíos. ”El gobierno español fue informado en abril de que todos los judíos deben salir de Salónica por razones de seguridad policial. Pese a graves dudas respecto la emisión de visados de salida para unos 600 judíos, se prometió la repatriación al gobierno español. Poco antes de la expiración de plazo la embajada española pidió una prórroga. Después de la expiración del segundo plazo la embajada española ya no pidió ninguna prórroga más. Mediante sugerencias el gobierno español dio a entender que la repatriación no le interesa. Miembros de la embajada española se lo confirmaron explícitamente al Ministerio de Asuntos Exteriores. No se prevé intervenir ante el gobierno español… (…) Otra prórroga de la solución de la cuestión judía en Salónica es inaceptable. Los judíos españoles se enviarán por el momento a campos de tránsito en el Reich. La embajada española local está informada. Ruego informar al encargado español en Atenas. Fin de la orden de Atenas”.
La Gestapo agregó en el mismo telegrama información adicional sobre el traslado de los españoles. La decisión procedía de ”la Administración central de seguridad del Reich”, que trató de cubrirse de una posible mala imagen causada por la cuestión judía. Es decir, los nazis eran conscientes del daño que hacían. Así, el mando alemán en Grecia solicitó ”la evacuación de los judíos españoles al campo especial de máxima seguridad en Bergen-Belsen para finales de este mes (julio, 43) si para entonces el gobierno español aún no ha pedido la repatriación colectiva a España. Ruego al comando local que se organice el transporte a Bergen Belsen no como habitualmente se hace sino manteniendo las formas para que una eventual salida posterior de algún judío hacia España no de lugar a propaganda del terror (sic)”. El mensaje terminaba: ”Información exclusiva para Atenas: si en un futuro próximo los españoles piden permisos de salida para todos o algunos judíos, estos permisos de salida se darán desde el campo Bergen Belsen. Si en las próximas 2 a 3 semanas no hay reacción, los judíos se expulsarán a campos de trabajo en el territorio oriental”.
Pero la pasividad oficial española chocó con la tenacidad de Sebastián Romero Radigales quien presionó a los alemanes para que liberaran a los que él consideraba españoles al tiempo que oficiaba al gobierno en Madrid indignado por la actitud del ministerio de Exteriores, que le reprendió. Sin embargo, Romero no hizo caso y ante la amenaza nazi, el diplomático insistió advirtiendo al gobierno español de las consecuencias negativas que para la España neutral tendría negar el asilo a los judeoespañoles. El Ministro mantuvo la negativa y Romero Radigales propuso que al menos se aceptaran de paso para Marruecos. Mientras esto ocurría, 48.000 sefardíes ya habían sido deportados a Auschwitz.
Ante la falta de respuesta del Gobierno español, Romero Radigales decidió actuar por su cuenta y, en medio de una tensión y peligro extremos, logró evacuar a 150 sefardíes a Atenas, todavía ocupada por los italianos y por lo tanto más segura. Además, Romero insistió una y otra vez en la liberación de los sefardíes, tal como recogen varios documentos alemanes. Fue entonces cuando Berlín, temeroso de que el asunto se transformara en propaganda negativa para el Reich, decidió enviar a un grupo de sefardíes a una sección menos cruenta del campo de Bergen Belsen. Mientras tanto, el español logró que los 150 refugiados en Atenas se dirigieran a Palestina, según informó el español a los británicos el 10 de enero de 1945.
Romero Radigales se opuso al internamiento en Bergen Belsen y propuso como alternativa que los recluyeran en Grecia donde no los perdería de vista. Los nazis se negaron. Entonces intentó que excluyeran de la deportación a los niños y a los ancianos y que el transporte se hiciera en condiciones humanas. Tampoco lo logró. De este modo, en agosto de 1943, tras doce días de viaje, 366 sefardíes, 40 de ellos menores de 14 años de edad y 17 mayores de 70 llegaron a Bergen Belsen.
Este pequeño grupo de españoles ya estaba en el campo de concentración cuando la insistencia de de Romero Radigales obtuvo su fruto: el gobierno de Franco aceptó admitir a los deportados y fueron enviados a España. Nuevamente un documento alemán – que menciona la evacuación clandestina a Atenas y Palestina organizada por Romero- arroja luz a esta parte del drama. El telegrama reza los siguiente: ”Asunto: Judíos españoles de Tesalónica. 366 judíos españoles fueron deportados de Tesalónica (…) los demás judíos viajaron ilegalmente con un tren de turistas italiano a Atenas. La embajada española informó que el gobierno español ha decidido readmitir a los judíos españoles llevados a Alemania. La repatriación (según el gobierno español) debería organizarse en grupos de unas 25 personas y espaciada en el tiempo. Instancias internas (alemanas) opinan que la propuesta es inaceptable e insisten en una rápida repatriación en grupo de los 366 judíos a España. Compartimos esta opinión porque de lo contrario el transporte se alargaría a 6 meses y se originarían muchos gastos para personal de vigilancia y de acompañamiento. También bajo aspectos propagandísticos, una única repatriación en grupo parece mejor que frecuentes transportes individuales que recuerden el asunto repetidamente. Por favor, transmita al ministerio de Asuntos Exteriores de allí (español) nuestro punto de vista y consiga una rápida aceptación del transporte agrupado, para el caso que la repatriación se lleve a realmente cabo. Por favor, tomen precauciones a tiempo para evitar en la medida de lo posible el uso propagandístico maligno de esta repatriación”.
Bergen Belsen, el campo de Ana Frank
El campo de Bergen Belsen estaba situado entre Bremen y Hannover y fue creado en 1940 como centro de internamiento de prisioneros de guerra, A partir de 1943 los nazis transformaron una zona del centro en un ”campo de residencia”, eufemismo que utilizaban para nombrar una zona de internamiento de miles judíos de países amigos de los nazis como España, Portugal, Argentina y Turquía. También hubo judíos susceptibles de ser canjeados por prisioneros alemanes. Muy pocos de los internados en ese campo lograron salir con vida.
En Bergen Belsen murió de tifus Anneliesse Marie (Ana) Frank, la célebre niña que escribió el diario de su experiencia mientras se ocultaba de los nazis en Amsterdam. Ana y su familia fueron delatados, capturados y deportados a distintos campos de concentración, donde perecerían todos salvo su padre. Ana murió días antes de que el campo fuera liberado.