A 63 años de su desaparición. Emotivo acto con sobrevivientes y la vicejefa de gobierno
Raoul Wallenberg, el diplomático sueco que salvó a decenas de miles de judíos durante la ocupación nazi de Hungría, fue recordado al cumplirse 63 años de su desaparición en un acto realizado ante su estatua, en la avenida Figueroa Alcorta y Austria.
La vicejefa de Gobierno de la Ciudad, Gabriela Michetti, destacó la grandeza de su ejemplo y subrayó que la defensa de los derechos humanos debe construirse todos los días desde la universalidad del valor de la vida humana, más allá de la distinción entre lo familiar y lo extraño.
Dijo que hablaba desde la falla, la imperfección humana, y señaló que para los totalitarismos de la época de Wallenberg existía la necesidad de borrar al otro, era ”la vida de ellos o la de nosotros”. Y señaló que, si bien no tiene aquí la crueldad de aquellos momentos, éste debe ser un tema de reflexión, de pensamiento, para la sociedad argentina hoy.
El vicepresidente de la Fundación Wallenberg, José Ignacio García Hamilton, dijo que Wallenberg es ”el gran desaparecido del siglo XX”.
Tras destacar sus acciones en defensa de judíos en poder de los nazis -como rescatarlos, otorgándoles pasaportes suecos, de trenes que los llevaban a la muerte-, recordó que al entrar las tropas rusas en Budapest pidió entrevistarse con sus jefes; un jeep lo llevó y nunca más apareció.
”Estamos luchando para que aparezca el cuerpo -dijo-, pero queremos que lo que se mantenga de Raoul Wallenberg es su espíritu”, dijo, en alusión a la fundaciòn internacional que mantiene su memoria, cuyo fundador, Baruj Tenembaum, estaba presente. También se leyó una carta del legislador norteamericano Tom Lantos, nacido en Hungría y cofundador de la fundación, que decía: ”El salvó mi vida y la de mi esposa”.
Muchos presentes depositaron rosas rojas ante el monumento. Asistió un centenar de personas, entre ellas, los embajadores de los Estados Unidos, Earl Wayne; de Suecia, Arne Rodin; de Alemania, Rolf Schumacher; de Israel, Rafael Eldad; de Austria, Gudruan Graf, y de Croacia, Mira Martinec, y diplomáticos de Rusia, Suiza, España y el Reino Unido.
Entre otros, estaban el diputado Toti Flores, Ricardo López Murphy, Jorge Enríquez, el periodista libanés George Chaya, los escritores Máximo Simpson y Carlos María Romero Sosa; el rabino Simon Moguilevzky, el vicepresidente de la DAIA, Angel Schindel; Sergio Widder, Mario Feferbaum, Nicholas Tozer, Graciela Röhmer, Jorge Mario Lagos y un representante del Centro Islámico. También asistieron dos personas que deben su salvación a Wallenberg: Laszlo Ladanyi y Tomás Kertesz.
En sus palabras, García Hamilton destacó la fuerza, el coraje de quienes se atreven a ir en contra de las corrientes culturales, ideológicas o políticas de una época y rescató el valor del individuo que se opone a las mayorías de un momento para salvar principios humanos fundamentales.