Fue embajador en Budapest durante la Segunda Guerra Mundial y sus acciones salvaron la vida de 5.200 judíos. Nadie le ha dedicado nunca una película y su historia es muy poco conocida en España, pero en Hungría acaban de rendirle homenaje colocando un placa conmemorativa en la fachada de la embajada que recuerda a Angel Sanz Briz, también conocido como ”Angel de Budapest” o el ”Schindler español”.
Al acto tenía previsto asistir el ministro de Asuntos Exteriores Miguel Angel Moratinos y dos de los judíos húngaros que salvó Jaime Vándor, hoy profesor de Historia del Judaísmo de la Universidad de Barcelona y István Harsanyi, profesor de la Universidad de Hungría. Vándor incluso ha pedido que le dediquen una calle en España a Sanz Briz, para que sus acciones sean más conocidas.
En 1944 mientras estaba al frente de la embajada, Angel Sanz Briz decició no mirar para otro lado y proteger y ayudar a los judíos condenados a muerte. Lo hizo recurriendo a todo tipo de estratagemas: expidió pasaportes y salvoconductos, defendió ante las autoridades nazis los nexos de unión que existían entre España y los judíos sefarditas, haciéndoles creer que la mayoría de los allí residentes eran de este origen, cobijó a los perseguidos en casas que él mismo alquilaba a las que concedía la inmunidad diplomática de la embajada de España y les buscó la forma de escapar de Hungría por diferentes vías.
Todo esto arriesgando su vida y a espaldas del gobierno franquista que nunca contestó a la solicitud que cursó para dar protección y ayudar a los perseguidos. Pero él consiguió visados para 5.200 judíos… cuando solo 200 tenían ascendencia española. Además colaboró con la red de ayuda a judíos que creó en Budapest el sueco Raoul Wallenberg y que se calcula que pudo salvar a más de 100.000 personas.
Murió en Roma en 1980, pero los reconocimientos aún tardaron en llegar. En 1991, Israel le otorgó el título de Justo entre las Naciones, plantando un arbol e inscribiendo su nombre en el memorial del Holocausto. En 1994 el gobierno húngaro le concedió a título póstumo la Cruz de la Orden del Mérito de la República Húngara.
En España, ha recibido sin embargo pocos reconocimientos. En 1998, Correos le dedicó un sello y en Madrid, colocaron una placa de homenaje en la calle Velazquez en donde vivió. Además existe un libro de Diego Carcedo que cuenta su historia.
Una película de Alberto Negrin sobre Giorgio ”Jorge” Perlasca, un diplomático italiano que se convirtió en español, amigo de Sanz Briz que cuando este fue obligado a regresar a España se hizo pasar por el nuevo embajador para continuar su labor de ayuda a judíos, contiene algunas escenas con el Schindler español.