JERUSALEM – Registros descubiertos recientemente documentan el rol que tuvo Monseñor Angelo Roncalli, diplomático del Vaticano en Estambul durante la Segunda Guerra Mundial quien más tarde se convirtiera en el Papa Juan XXIII, en el rescate de miles de judíos húngaros del Holocausto.
También le dieron peso a los argumentos de que el Papa Pío XII, pontífice durante la guerra, falló en hacer todo lo que pudo para prevenir la masacre sistemática de millones de judíos.
Las memorias, documentos y cartas atesoradas en la colección privada de un judío asociado a Monseñor Roncalli, describen frecuentes reuniones nocturnas en el recinto del Vaticano, en el corazón de Estambul.
Allí, los dos hombres enviaron mensajes urgentes a la Santa Sede y obtuvieron papeles falsos para permitirle a los judíos escapar del alcance de los Nazis y sus aliados.
Examinados recientemente por una profesora de la Universidad de Tel-Aviv, Dina Porat, autoridad respetada internacionalmente en lo que al Holocausto refiere, los documentos confirman una relación única que tuvo consecuencias de importancia histórica.
Monseñor Roncalli servía como nuncio papal en Estambul, esencialmente ante el embajador del Vaticano. Luego se convirtió en uno de los papas más amados y, al convocar al Concilio Vaticano Segundo en 1962, abrió una oleada de modernización de la Iglesia Católica, que incluyó una liturgia modificada y mayores esfuerzos para unirse con otras corrientes cristianas.
Su aliado en el esfuerzo fue Chaim Barlas, quien había sido enviado a Estambul como emisario del Comité de la Agencia Judía de Rescate, establecido por la comunidad judía en lo que entonces era Palestina, para tratar de salvar judíos europeos de los Nazis.
”Roncalli le permitió a Barlas encontrarse en el medio de la noche para hacer borradores de cartas urgentes al Papa Pío XII sobre la apremiante situación de los judíos húngaros”, dijo la Sra. Porat en una entrevista. ”Él le contó a Barlas que envió cables a Pío, pero que no recibió respuestas. Le parecía que sus superiores eclesiásticos que podrían actuar, no lo hicieron, y él se preguntaba por qué.”
La Sra. Porat dijo que encontró varias cartas escritas a mano del Monseñor Roncalli al pontífice, escritas con la ayuda del Sr. Barlas, que incluían críticas al Vaticano y a otros por no hacer lo suficiente para ayudar a los judíos.
Los hombres intensificaron sus esfuerzos después de recibir, en junio de 1944, un reporte de dos judíos eslovacos que habían escapado un mes antes del campo de exterminio de Auschwitz en Polonia.
A ese hecho se sumó un subsiguiente relato describiendo la espeluznante masacre que se puso en marcha allí, conocido como los Protocolos de Auschwitz.
El Sr. Barlas ”lo tradujo al alemán, hizo un borrador exacto del sumario datado el 23 de junio de 1944 y consiguió que le concedieran una audiencia con Roncalli un día después”, dijo la Sra. Porat. ”Roncalli lloró al leer su contenido y lo retransmitió inmediatamente al Vaticano.”
Pío posteriormente le escribió una carta al Adm. Miklos Horthy, un aliado Nazi que servía como presidente de Hungría, instándolo a parar la deportación de judíos húngaros a Polonia, que estaba siendo expedida por el oficial Nazi Adolf Eichmann.
”Por el 7 de julio de 1944 fueron frenados”, dijo la Sra. Porat.
Yitzhak Minerbi, un destacado especialista de Israel en conducta y política del Vaticano durante la Segunda Guerra Mundial, dijo que la contribución del Monseñor Roncalli va más allá de alertar sobre el genocidio ante la Santa Sede.
Según lo confirmado por los papeles de Barlas, él también expidió visados de tránsito y aprobó falsos certificados de bautismo que permitieron escapar a 12,000 judíos de Hungría, dijo el Sr. Minerbi.
Los esfuerzos de Monseñor Roncalli también han sido honrados por Baruj Tenembaum, titular de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg, entidad que lleva el nombre del diplomático sueco quien rescataba judíos de los trenes de deportación y los escondía en casas seguras de la capital húngara.
Al preguntarle sobre el Papa Juan XXIII, el Sr. Tenembaum dijo: ”El debería ser citado por Yad Vashem, Memorial del Holocausto de Israel, como el principal nombre en la lista de justos gentiles”.
Aquellos honrados en el memorial son no-judíos que arriesgaron sus vidas para salvar judíos de los Nazis.
Traducción: FIRW