El gobierno católico y ultraconservador prohíbe sexo, chistes y desnudos en TV.
Fuera de las pantallas de televisión el sexo, los desnudos, los escotes osados, los chistes verdes y la publicidad atrevida. Nada de ”spots” de condones y anticonceptivos. Tampoco en las calles, donde están siendo tapadas todas las inconveniencias, incluida la que recomienda productos para la higiene íntima. Este jueves llega el Papa a Polonia. Paseará por varias ciudades, dormirá una noche en Varsovia y las otras tres en el arzobispado de Cracovia, que fue la sede del inminente beato y seguro santo Karol Wojtyla, Juan Pablo II.
Debe encontrar a la vista una Polonia ”decente”, aunque hipócrita. Las órdenes son muy rigurosas y van a ser estrictamente aplicadas por el gobierno de ultraconservadores católicos, teñidos de un fuerte antisemitismo, que dominan los mellizos Kaczynski.
La oleada puritana exige también liberar las pantallas de apelaciones a la cerveza y otras bebidas alcohólicas preferidas por los polacos. Todos los ”spots” pasan por una comisión de censura que impondrá cuatro días de estricta moralina nacional.
Frivolidad, erotismo, violencia y vulgaridades no deben atraer la atención de los teleespectadores, a quienes el gobierno quiere concentrados en prepararse para las misas del Papa.
Con estos detergentes morales, la atmósfera será limpia y blanca. Y la vida, irreal. Pero el Papa estará sólo cuatro días. Después regresará la normalidad y los polacos podrán divertirse con el corto publicitario más popular de la TV en estos días, en el que se ve a una pareja de jóvenes que tratan a la vez de hacer el amor y mirar un partido de fútbol.
Las cosas no serán más como antes, después de que Benedicto XVI suba al avión que lo devolverá a Roma, en la tarde del domingo 28, porque la revolución moralista de los gemelos Kaczynski tiene en la mira ante todo a la televisión. En setiembre y octubre del año pasado hubo elecciones, primero parlamentarias y después presidenciales, que barrieron con quince años de poscomunismo. Lech y Jaroslaw Kaczynski, de 56 años, petisos, gorditos, iguales, ganaron las elecciones nacionales con el PiS, el partido de la Ley y la Justicia.
Lech es presidente de la República, Jaroslaw jefe del partido. Dicen que Lech, jurista y ex alcalde de Varsovia, es más débil y Jaroslaw el verdadero cerebro de la revolución ultraconservadora. ”En Polonia el que maneja está en el asiento de atrás”, me dice una colega polaca.
Los mellizos eran asesores de Lech Walesa, el gran líder del sindicato ”Solidaridad”, que con el Papa Wojtyla embistieron contra el comunismo, que terminó pulverizándose a nivel europeo entre 1989 y 1991.
Walesa fue presidente de la República pero después volvieron los ex comunistas pasados a la socialdemocracia. Diez años duraron las dos presidencias de Aleksander Kwasniewski. Los poscomunistas se fueron envueltos en escándalos de corrupción y acusaciones de ineficiencia.
El empuje de las derechas ha sido irresistible y para evitar la alternativa mortal de un acuerdo con los liberales de Donald Tusk o las elecciones anticipadas, los mellizos hicieron entrar al gobierno, a principios de este mes, a dos formaciones de la extrema derecha agraria y ultracatólica, nacionalista y antisemita: el partido de la Autodefensa campesina y la Liga de las Familias.
Nació así el Pacto de Estabilización, que agrega fuerzas parlamentarias en auxilio del gobierno de minoría del PiS, encabezado por el primer ministro Kazimierz Marcinkiewicz, que no tiene vida fácil en el Parlamento. Los ultramontanos apoyarán durante un año 144 propuestas de ley del Ejecutivo.
El problema es que los nuevos socios del partido PiS de los mellizos Kaczynski son impresentables. Adrzej Lepper es el líder del partido de la Autodefensa. Ex boxeador, agresivo hombre de acción y campeón de los contrarios a la Unión Europea, a la que ha entrado hace poco Polonia. Los pobres campesinos rurales forman el bastión del liderazgo de Lepper, nuevo viceprimer ministro.
Todavía más a la derecha está la Liga de las Familias de Roman Giertych, también nombrado viceprimer ministro, que cuenta con el apoyo de Radio María, una cadena católica fundada por el padre Tadeuz Rydzyk que cuenta con tres millones de fieles escuchas, gente sencilla, temerosa de Dios, que habita sobre todo en la campaña. Ambos son antisemitas.
Aunque hay muy pocos judíos sobrevivientes en Polonia, quien escucha los disparates de Radio María y a las huestes de la Liga de las Familias cree que son millones. El problema ha terminado por preocupar al Papa Ratzinger, quien se decidió a intervenir antes de poner pie en Polonia.