Carta a La Revista Peninsular
Dirigida a nuestro director Rodrigo Menéndez Cámara recibimos la siguiente misiva:
Distinguido Sr. Menéndez:
Hemos leído con sumo interés el excelente artículo de la Sra. María Cristina Rosas ”Recordando a Alexander Yakovlev”, publicado el pasado día 3 (Ver nota ).
En nombre de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg (FIRW) quisiéramos felicitarles por la publicación de dicho artículo. Nuestra Fundación es una organización privada, no gubernamental, cuya misión es rendir homenaje, promover el mensaje y recordar las acciones de Salvadores del Holocausto tales como Raoul Wallenberg, Nuncio Angelo Roncalli -luego Papa Juan XXIII-, Aristides de Sousa Mendes, Gilberto Bosques, entre muchos otros, quienes arriesgaran su vida e incluso a veces la perdieran, para ayudar a sus semejantes en las oscuras horas que viviera la Humanidad durante la II Guerra Mundial.
Sus gestas nos recuerdan que el coraje y la solidaridad son valores imperecederos que han de ser transmitidos de generación en generación.
Raoul Wallenberg, el diplomático sueco detenido por el ejército soviético en enero de 1945 y desde entonces desaparecido, salvó del exterminio a miles de personas perseguidas por el régimen de Hitler.
La Fundación, con sedes en Nueva York, Buenos Aires y Jerusalén, honra a estos diplomáticos salvadores, a través de actos, conferencias y artículos. Recientemente, el pasado 22 de septiembre, tuvo lugar en Nueva York un homenaje al cónsul mexicano D. Gilberto Bosques, quien durante la II Guerra Mundial ayudara a un gran número de perseguidos por el régimen nazi a escapar a México. Dicho acto fue organizado por nuestra fundación junto con el Consulado General de México en Nueva York. Mayor información sobre este acto encontrará en: /?es/salvadores/diplomat/bosques/
Una de las notables iniciativas de la IRWF ha sido la creación del Comité Internacional Angelo Roncalli en el año 2000. Dicho comité, integrado por personalidades de renombre internacional, como el cardenal Walter Kasper, el profesor André Chouraqui y el cardenal Renato Martino, rinde tributo a las acciones humanitarias desplegadas por el nuncio Angelo Roncalli durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se desempeñaba como delegado apostólico del Vaticano en Estambul.
Le invitamos cordialmente a visitar nuestra página web, donde encontrará más amplia información sobre la FIRW: www.raoulwallenberg.net
A la espera que esta información sea de su interés, aprovecho la oportunidad para saludarle atentamente.
Baruj Tenembaum, fundador
Fundación Internacional Raoul Wallenberg
www.raoulwallenberg.net
Recordando a Alexander Yakovlev
Edición 837, 03/Noviembre/2005
Por María Cristina RosasMijaíl Gorbachov, el ex líder soviético que impulsó las reformas económicas y políticas en la Unión Soviética de mediados de los años 80 en adelante, no es precisamente la figura más apreciada en la actual Rusia. Al menos en el país eslavo, muchos atribuyen el estrepitoso colapso de la URSS a una mala gestión de parte de Gorbachov, sobre todo por realizar tan rápido y de manera simultánea, reformas cuya conducción escaparon de sus manos. Sin embargo, siempre hay un ”autor intelectual” de los cambios y reformas que se han producido a lo largo de la historia y no siempre hay un reconocimiento apropiado a este tipo de personas. En el caso de Gorbachov, ese ”autor intelectual” fue Alexander Yakovlev, pese a que casi siempre el crédito de la perestroika y la glasnost ha recaído en el propio Gorby.
Yakovlev nació en 1924 en la aldea de Korolyovo, cerca del río Volga. Combatió en la segunda guerra mundial contra los alemanes y en esa contienda perdió una pierna. Tras la guerra, estudió por un breve tiempo en la Universidad de Columbia en Nueva York, Estados Unidos, y culminó la carrera de economía. De regreso en la URSS, desempeñó diversas tareas editoriales y ascendió a niveles importantes en el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) donde fue responsable de las tareas de ideología y propaganda. Empero, a raíz de la publicación de un artículo en el que criticaba lo que consideraba ”chovinismo” y anti-semitismo en la URSS, fue ”castigado” y remitido como embajador a Canadá, donde permaneció por una década.
En Canadá, Yakovlev estableció vínculos muy estrechos con el primer ministro Pierre Trudeau (el hijo de éste, Alexandre, era asimismo llamado ”Sasha”, que es la manera en que se denomina en ruso a quienes se llaman ”Alexander”). Según los canadienses, la estancia de Yakovlev por tanto tiempo en el país de la hoja del arce, le permitió a este personaje valorar la importancia de la libertad y la democracia, ideales que más tarde compartiría con Gorbachov.
Siendo Mijaíl Gorbachov ministro de Agricultura de la URSS, realizó una visita a diversas granjas de Canadá a principios de los 80. Entonces Gorbachov conoció a Yakovlev, con quien tuvo numerosas charlas en las que, presumiblemente, encontraron ambos personajes profundas coincidencias. Así, una vez que Gorbachov fue investido como líder de la URSS, Yakovlev fue ”rehabilitado” y se convirtió en el principal asesor de aquel. Las recomendaciones de Yakovlev en materia de política exterior transformaron las relaciones de la URSS con Occidente.
Ya para 1987, Yakovlev formaba parte del Politburó de la URSS, pero esta situación lo convirtió en el blanco de los ataques de los grupos más conservadores, quienes, hacia 1991, dieron el tristemente célebre golpe de estado contra Gorbachov, habiendo expulsado previamente del partido y despojado de sus funciones al propio Yakovlev.
Tras el colapso de la URSS, Yakovlev se dedicó a escribir y a dictar conferencias sobre temas de economía y política, criticando, al mismo tiempo, al actual presidente ruso, Vladímir Putin, por considerarlo ”proclive” al autoritarismo. Pero quizá las declaraciones más controvertidas que el mundo haya escuchado de labios de Yakovlev fueron en torno a Raoul Wallenberg, un diplomático sueco que ayudó a numerosas comunidades judías a escapar de los campos de concentración nazis en la segunda guerra mundial. Durante la última parte de la guerra, cuando la URSS incursionó en Hungría, arrestó a Wallenberg a quien acusó de ser un espía de los estadounidenses. La suerte de Wallenberg permaneció en el limbo hasta que, en el año 2000, Alexander Yakovlev reveló que había sido asesinado por la policía secreta soviética en 1947.
Alexander Yakovlev falleció el pasado 18 de octubre de 2005 en su casa en Rusia a la edad de 81 años, pero como bien lo reconoció el mismísimo Vladímir Putin, la contribución de Yakovlev a favor de la democracia y la creación de una sociedad civil sólida en Rusia es imborrable. (M.C.R. Montreal, Canadá, octubre de 2005)