SE BUSCA – Salvó las vidas de cientos de miles. Paradójicamente, cientos de miles no pudieron salvarlo a él. La Fundación Wallenberg movilizará a 100 mil personas para averiguar su paradero
Xenofobia, discriminación y exclusión. Tres elementos que se han combinado para escribir capítulos de intenso horror en la historia del hombre. Pero será el capítulo, escrito en el año de 1933, el más desgarrador…
Aquel que narra los inicios de los campos de concentración de inspiración nazi en el territorio alemán: Dachau, Buchenwald, Sachsenhausen y Ravensbrück, este último, sólo para mujeres. La bestialidad se paseaba por el episodio de ”La Solución Final del Problema Judío” cuyo relato se inicia el 25 de enero de 1940.
Nace Auschwitz
El jefe supremo de la policía política germana (Gestapo) y cabeza de la unidad de élite del partido nazi (SS), Heinrich Himmler, ordena la creación, en Polonia, del campo de exterminio más importante del Tercer Reich: Auschwitz. Esta fábrica de la muerte pudo quedar en secreto sólo hasta el verano de 1944, cuando se develaron los informes Hammerluft (martillo neumático) y Komory Elektryczne (cámaras eléctricas).
La capacidad de asesinatos organizados de Auschwitz alcanzaban la increíble cifra de nueve mil personas diarias.
Una cifra imposible de ocultar.
Como imposible era sepultar a tanta gente, y si al principio los cadáveres se enterraban en fosas comunes, para entonces nada mejor que reducir espacio en hornos crematorios.
El mundo había despertado.
Ahora se sabía qué significado tenía en realidad tal ”solución al problema judío” que impulsó Adolfo Hitler.
Los planes hitlerianos de exterminar al pueblo judío en los territorios ocupados por Alemania, se develaron ante los ojos del mundo cuando germanos ocuparon Hungría el 19 de marzo de 1944. Fue entonces cuando comenzó la deportación de los judíos húngaros, en trenes, hacia la fábrica de la muerte.
Los judíos de Budapest estaban desesperados y muchos acudieron a embajadas de países neutrales en busca de ayuda.
La Delegación Sueca logró persuadir a las autoridades húngaras que trataran a los refugiados de su Embajada como a ciudadanos suecos.
Pasaporte Wallenberg
Ese mismo año, EEUU crea la Oficina de Refugiados de Guerra (ORG), para salvar judíos de la persecución nazi. Y, a sabiendas de que Suecia desplegaba serios esfuerzos por salvar a los de Hungría, la ORG envió a Estocolmo un representante para nombrar una comisión de prominentes judíos suecos a fin de que iniciaran el operativo de rescate en Budapest. Koloman Lauer, uno de los miembros de la comisión, propuso incluir en la lista a su socio y amigo Raoul Wallenberg: ”hombre de ideas prácticas, enérgico y valiente”.
Es así como Wallenberg, a sus 32 años, es nombrado, a fines de junio de 1944, primer secretario de la misión diplomática sueca en Budapest. A su llegada, cerca de 400 mil judíos ya habían sido exterminados.
Desde su arribo, Raoul actuó como un verdadero héroe. Una de sus primeras misiones fue salvar a un grupo de deportados, y lo hizo saltando a un tren, en movimiento, para luego repartir los pasaportes (SchutzPasa) en las propias manos de los ”viajeros” para ponerlos bajo protección sueca; pasaportes que eran reconocidos tanto por los funcionarios hungaros como por los nazis.
Esta hazaña, que repitió incansablemente, lo colocaría al borde de la muerte cada vez que los soldados nazis le tiraban encima el tren.
Cuando el viaje a los campos de la muerte se hacía a pie -los judíos tenían que recorrer más de 160 kilómetros, motivado a la escasez de trenes, Raoul no se amilanaba para interrumpir las interminables caravanas con un ”Wallenberg, delegación sueca”, para luego poner a salvo a todos aquellos a quienes había podido entregar un pasaporte, incluso, a los que no, siempre y cuando tuvieran algún documento.
Luego los subía, rápidamente, en los carros de la Cruz Roja.
Pero sus rescatados requerían de un lugar donde permanecer hasta poder salir a los países aliados. Así, Raoul alquiló más de 30 edificios en Budapest, donde izó banderas suecas.
Con su habilidad de arquitecto, logró acomodar de 15 mil a 35 mil personas, a la vez, en edificios diseñados para 5 mil.
El 6 de enero de 1945, las tropas aliadas soviéticas entraron a Budapest y liberaron 80 mil judíos.
Raoul estaba complacido.
El 17 de enero 1945, Wallenberg se dirigió, acompañado de su chofer, a la jefatura de las fuerzas soviéticas para entregar un informe del trabajo humanitario emprendido por la ORG.
El 19 de enero Raoul fue arrestado como prisionero de guerra por los soviéticos que pensaron que el salvador de tantas vidas humanas era un doble agente de Estados Unidos y de Alemania.
Raoul Wallenberg jamás regresó de ese viaje.
FUNDACIÓN – Inaugurarán escuela en Caracas
El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, invitó a la Fundación Internacional Raoul Wallenberg (FIRW) a un encuentro con motivo del 90 aniversario del nacimiento del diplomático sueco Raoul Wallenberg. Durante la visita, en la residencia del Secretario General de la ONU en Nueva York, el señor Baruj Tenembaum, fundador de la FIRW, entregó una Medalla Conmemorativa especialmente acuñada para dicho aniversario. La señora Nane Annan, esposa del líder mundial y sobrina de Wallenberg, estuvo presente. Durante la reunión, analizaron las actividades que lleva a cabo la filial Venezuela, Fundación Wallenberg, presidida por José Weiss, y ultimaron detalles de la inauguración, el próximo septiembre, de una escuela en Caracas que llevará el nombre del diplomático desaparecido. Nane Annan, hija de la hermana de Wallenberg, Nina Lagergren, le mostró a Tenembaum el álbum de fotografías de su tío y un libro contentivo de sus cartas.
90 AÑOS … ¿Vivo o muerto?
Raoul Wallenberg nació el 4 de agosto de 1912. Provenía de una de las familias más prominentes de Suecia.
Los Wallenberg se destacaron como banqueros, diplomáticos y estadistas.
Estudió arquitectura en la Universidad de Michigan, EEUU. Su abuelo, quien se encargó de su educación, lo envió a Sudáfrica a trabajar. Posteriormente, a una sucursal de un banco holandés en Haifa, Palestina, donde tuvo contacto con los judíos que huyeron de la Alemania hitleriana. Los testimonios que le narraron lo conmovieron no sólo por sus sentimientos humanitarios sino porque por sus venas corría sangre judía. Wallenberg, el salvador de más de 100 mil vidas humanas, fue llevado, en calidad de preso, a la Unión Soviética. Los rusos aseguran que murió, en prisión, el 17 de julio de 1947. Pero innumerables testimonios aseguran lo contrario. Hasta hoy se desconoce su verdadero paradero.