Hace muchos años, en mi trabajo como Jefe del Departamento de los Justos Entre las Naciones de Yad Vashem, el Dr. Josef Michman me contó que un hombre judío llamado Walter Suskind pudo rescatar mediante métodos maquiavélicos a cientos de judíos, aún bajo la constante mirada alerta del comandante de la SS del Hollandse Schouwburg , el teatro holandés de Amsterdam, convertido en un campo de personas en tránsito para decenas de miles de judíos en camino a los campos de concentración. Suskind mismo fue deportado y no sobrevivió.
Más o menos al mismo tiempo, el doctor Lucien Lazare me informó sobre un mayor Francés, un judío que había rescatado judíos, llamado Moussi Abadi, quien junto con su futura esposa Odette Rosenstock creó una red privada de rescate en la región de Niza, y que fueron los responsables del rescate de 527 niños judíos. Odette Rosenstock fue arrestada y torturada por Alois Brunner para que revelara el paradero en Niza de Moussi Abadi . Ella fue enviada a Auschwitz y afortunadamente sobrevivió.
Michman y Lazare, ambos distinguidos miembros de la Comisión para la Designación de los Justos en Yad Vashem que honra a los no Judíos salvadores de judíos, se especializan en operaciones de rescate en los Países Bajos y en Francia, respectivamente.
Estas dos historias no son casos aislados pues hubo otros, como el de Max Leons en los Países Bajos, Yvonne Jospa en Bélgica. Andrée Salomón, Georges Garel y Joseph Bass en Francia, Vladka Meed en Polonia y otros más; todos muy activos en la búsqueda de refugios seguros para judíos que huían, la mayoría entre gente no judía que los ayudaba. Los salvadores no judíos son honrados por Yam Vashem con el título de Justos entre las Naciones.
Las historias de los salvadores de judíos, que hacían frente a riesgos adicionales viajando en los trenes con nombres falsos y revisando la campiña a fin de hallar escondites seguros para sus compatriotas, no han sido tenidas en cuenta. No se ha ideado ningún programa para conocer sus actos y menos aún honrarlos.
Muchos sostienen que los judíos que rescataron a judíos hacían simplemente su deber. Sorprendentemente, este argumento no se aplica a los judíos que tomaban las armas para pelear contra los nazis. A ellos se los elogia y se los aplaude. Los judíos salvadores de judíos, como ser los Sionistas Clandestinos de Hungría decidieron que la orden del día más importante era la de salvar a sus compatriotas judíos, con todo el riesgo agregado que esto implicaba para ellos, no son tenidos en cuenta y son mayormente olvidados.
A pesar de que suena extraño, el resultado es que Israel, a través de Yad Vashem, se rehúsa a honrar a los salvadores de los judíos. Si esto hubiera sido el caso de franceses rescatando a sus compatriotas franceses de los nazis, el gobierno francés, sin duda alguna, se hubiera precipitado para honrarlos con la Legión de Honor. Para superar este descuido, hace más de una década, un hombre solo, un sobreviviente del Holocausto, aceptó el desafío.
Haim Roet creó un grupo de voluntarios de sobrevivientes para persuadir a Yad Vashem de honrar a los salvadores judíos. La respuesta de Yad Vashem fue la de lanzar una vendetta personal contra Roet, el hombre que había iniciado el proyecto ”Todos tienen un Nombre ” que desde entonces es parte integral de todas las conmemoraciones del Día de la Memoria del Holocausto. Últimamente, Larry Pfeffer se ha unido a la pelea, incitando para que se incluya a personas como George Mandel-Mantello y Hillel Kook-Peter Bergson, ya que ambos salvaron judíos del Holocausto.
Roet y Pfeffer no exigen que se honre a los salvadores judíos de la misma manera que a los no judíos, a quien se les atribuye el título de Justos entre las Naciones, sino que se les conceda un lugar digno en la investigación, documentación, publicación y educación de Yad Vashem, mucho más que las migajas de trabajo realizadas hasta ahora en esta área.
En vez de hacer frente a este tema Yad Vashem ha elegido encontrar fallas en algunas de las tácticas adoptadas por estas personas, como si Yad Vashem nunca hubiera cometido errores tácticos (por ejemplo, el festival Klezmer que montaron hace 15 años).
Y aunque Mantello y Bergson no corrían riesgos personales pues operaban fuera de la Europa nazi, si ellos contribuyeron tanto en el rescate de judíos o en promover la alarma en los países libres, porqué no se les debería dar un lugar honorable en la historiografía del Holocausto y estudiar sus hazañas y, si fuera necesario, criticarlas?
Ha llegado el momento de terminar con esta lucha amarga entre Yad Vashem y aquellos que piden que a los salvadores judíos se les otorgue el lugar que les corresponde en sus salones, como corresponde a una prestigiosa institución que se enorgullece de ser el Memorial Nacional Judío del Holocausto.
Este conflicto entre una institución poderosa, fundada por el Estado y dos solitarios individuos es sobre un tema al cual la gente sensata, no del tipo burocrático, puede encontrar una solución en beneficio de la historiografía del Holocausto. Con seguridad, se puede idear un programa para que la historia de los salvadores judíos sea una parte integral del trabajo de Yad Vashem.
El autor es ex director del Departamento de los Justos entre las Naciones de Yad Vashem. En la actualidad es director de proyectos especiales de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg.
Traducción: María Pensavalle.