A pesar de los esfuerzos de la diplomacia turca, las amenazas por parte de Ankara y la presión en las calles de Turquía, el Senado francés ha seguido adelante y ayer aprobó la ley que criminaliza la negación del genocidio armenio. Según la nueva legislación, aquel que niegue que la matanza de armenios en 1915 a manos del Imperio Otomano fue un genocidio, será penado con un año de cárcel o una multa de 45.000 euros. Para los franceses se trata de una ley contra el negacionismo. Para los turcos es un ataque directo a su país y una injerencia en su historia, que según la versión oficial, niega que las matanzas fueran organizadas sino fruto de una confrontación en el marco de la I Guerra Mundial.
A las pocas horas de aprobarse la ley, han comenzado las muestras de rechazos por parte de los políticos turcos. La primera ha sido la de el líder del partido nacionalista MHP, Devlet Bahçeli, que esta mañana durante la reunión de su grupo político ha asegurado que “Turquía nunca olvidará esta arrogancia”. Pero la más dura sin duda ha sido la del Primer Ministro Turco, Reccep Tayyip Erdogan, que en su alocución en el Parlamento ha acusado a Francia de llevar a cabo “un golpe de Estado contra la libertad de pensamiento”.
“Esta ley marca el renacimiento de una mentalidad medieval que pisotea los valores europeos” ha dicho Erdogan durante su discurso, quien calificó la ley de «discriminatoria y racista». Sin embargo, contra todo pronóstico, ha llamado también a la calma. “Todavía estamos en el tiempo de paciencia. Daremos los pasos adecuados de acuerdo con el desarrollo de los acontecimientos” declaró. Aun así ha advertido que “las sanciones tendrán lugar paso a paso”.
Desde la aprobación anoche de la ley, se han sucedido las llamadas al diálogo por parte del Gobierno francés. En este sentido el jefe de la diplomacia francesa, Alain Juppé, ha instado a Ankara a mantener la “sangre fría”. En declaraciones al Canal+, Juppé ha asegurado que Francia “necesita a Turquía y Turquía a Francia” por lo que “el realismo de impondrá a la pasión” .
Ayer Ankara advertía que tenía preparado un nuevo paquete de sanciones “más duras y permanentes” si el Senado pasaba la ley. Turquía ya canceló hace un mes las actividades de política bilateral, el permiso genérico anual para los vuelos militares franceses. En la misma línea, ha impuesto la obligación para cada vuelo de una licencia específica para aterrizar en territorio turco y ha retirado el permiso a los navíos francesas para atracar en el país.
Este primer paquete de medidas, aprobado cuando la ley pasó su primer escollo en la Asamblea Nacional Francesa, se vio acompañado por una serie de iniciativas populares por parte de los turcos de a pie; varios restaurantes de Estambul llevan semanas rechazando los cheques de comida de las empresas francesas. Algunos turcos han declarado un boicot a los productos franceses y a los supermercados como Carrefour. Ningún comerciante francés esconde su preocupación de que la decisión pueda perjudicar gravemente el comercio entre ambos países, que el año pasado ascendió a 13.500 millones de euros. Por su parte, la televisión turca ha anunciado que rescindirá su contrato con Euronews y dejará de emitir la programación de esta cadena con sede en Lyon.
“Al igual que la amistad con Turquía es un gran título, su enemistad también es un gran título” ha advertido Erdogan. De momento, ha asegurado que mantiene su promesa hecha ayer de no volver a pisar Francia. Más allá de un acto simbólico de protesta, viajar a Francia podría traer problemas a los políticos turcos, ya que la versión oficial del país es que no hubo un genocidio, sino una matanza, y que el número de muertes no ascendieron al millón y medio, como defiende la diáspora armenia, sino 300.000 mil y que hubo un número igual de bajas turcas. Con la nueva ley, un afirmación tal en tierras galas pondría en marcha el mecanismo penal que ayer se aprobó en el Senado.
Pero la mayor preocupación del Estado turco es que el reconocimiento oficial del término “genocidio” le obligue a establecer compensaciones, económicas e incluso territoriales, a los supervivientes. La ley francesa podría producir un efecto de contagio en otros países con abundante población armenia como Alemania que, esta semana sugirió que podría llegar a implantar una medida similar a la francesa. De momento tan solo tres países, Suiza, Argentina y Uruguay poseen leyes que castigan el negacionismo de los genocidios, incluido en armenio. Por su parte, 20 países y 42 estados de EEUU, reconocen la matanza de armenios como un genocidio. España no está entre ellos.