El jueves 14 de junio en la embajada de Austria en Buenos Aires, la Fundación Internacional Raoul Wallenberg (FIRW) y la embajada de Austria presentaron la exhibición ”Los Justos Austríacos”, una muestra que rinde tributo a decenas de personas que pusieron en práctica los valores de solidaridad y coraje cívico para auxiliar a perseguidos por el nazismo durante el Holocausto.
La exhibición, que permanecerá instalada durante tres meses en el lobby de la oficina consular austríaca, presenta los casos puntuales de dieciséis personas que forman parte de un grupo de ochenta y seis hombres, mujeres y adolescentes quienes, viviendo bajo la dictadura nazi, violaron concientemente uno de los principios fundamentales de la ideología nacional-socialista al no considerar a los judíos como infrahumanos, pertenecientes a una raza enemiga.
”Estas personas son parte de un conjunto de más de 20.000 individuos de distintas nacionalidades que desobedecieron flagrantemente ordenes aberrantes. Gracias a sus acciones, centenares de miles de seres humanos eludieron los campos de exterminio”, señaló Natalio Wengrower, vicepresidente de la Fundación Wallenberg, una ONG educativa creada en Argentina por Baruj Tenembaum.
La embajadora de Austria en Argentina, Gudrun Graf, el historiador José Ignacio García Hamilton, vicepresidente de la FIRW, la señora Alicia Todesca, a cargo de la agenda cultural de la delegación diplomática y el escritor Marcos Aguinis fueron los encargados de presentar la exhibición. Entre los asistentes se encontraban los embajadores de Bélgica, Portugal, Holanda y los sobrevivientes del Holocausto Tomas Kertesz, Laszlo Ladanyi, Zosia Klawir y Miriam Kesler.
”Esta exhibición no es sólo un recuerdo de la historia sino que representa el corazón mismo de la misión de la Fundación Wallenberg: estimular conductas solidarias y de coraje cívico que permitan que los miembros de la sociedad civil sean actores capaces de producir cambios y no meros espectadores pasivos.”, sostuvo el presidente de la organización, Oscar Vicente.
La traducción de las semblanzas biográficas de los salvadores austríacos estuvo a cargo de los voluntarios de la Fundación Wallenberg Ileana Cheszes, María Belén Closas, Lucía Castro Herrera, Graciela Forman, Maria Pensavalle y Josefina Prytyka de Duschatzky.
La historia
Inmediatamente después de la Anexión (Anschluss) del 11 de marzo de 1938 las fuerzas armadas de la Alemania nazi ingresaron en Austria. Las calles de Viena y de otras ciudades austríacas se llenaron de personas que dieron una entusiasta bienvenida al invasor. Alemania declaró que el 10 de abril se llevaría a cabo un plebiscito que decidiría la anexión de Austria al Tercer Reich. Sin embargo, ni austríacos ni alemanes estaban dispuestos a esperar a esa fecha para iniciar la persecución de judíos. Ya para el 15 de marzo los judíos fueron expulsados de la administración oficial y su entrada fue prohibida a teatros, bibliotecas e instituciones culturales. Las organizaciones judías fueron cerradas y sus dirigentes arrestados.
Las operaciones contra los judíos no eran conducidas solamente por las agencias de gobierno y la Gestapo sino que también fueron la iniciativa de organizaciones locales. Austria tenía una larga tradición antisemita en numerosos segmentos de su población. En el período entre la primera y la segunda guerra mundial muchas asociaciones adoptaron el Principio de la Raza Aria (Arierprinzip) que sirvió de fundamento ideológico para expulsar a los judíos de sus membresías. Las bandas de la SA (Sturmabteilung) recorrían las calles y eran acompañados por ciudadanos que participaban activamente en la destrucción de sinagogas, tiendas y casas; quemaban libros sagrados, forzaban a rabinos a limpiar los pisos de los baños con hojas de la Torá, cortaban las barbas de los religiosos y se entregaban al ejercicio del pillaje descontrolado robando dinero, joyas, obras de arte y piezas de mobiliario.