por Baruch Tenembaum y Eduardo Eurnekian
Se ofrecieron 100.000 euros para repatriar al prisionero soviético y su chofer.
La semana pasada, el 28 de mayo, la Pastora Annemarie Werner, titular de la sede Berlín de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg, disertó en una conferencia académica celebrada en Moscú, llamada «Raoul Wallenberg – un Humanista del siglo 20». La conferencia fue organizada por el prestigioso Instituto de Historia Universal de la Academia Rusa de Ciencias, el Centro Cultural Húngaro en Moscú, y por las embajadas de Suecia y de Israel en Moscú.
Entre los asistentes internacionales se encontraban estudiantes, políticos, diplomáticos e incluso el Jefe de Archivo del Servicio de Seguridad Federal de Rusia, el teniente general Vasili Khristoforov.
En su discurso, la pastora Werner hizo un anuncio importante: La Fundación Internacional Raoul Wallenberg le ofrecerá un premio de 100.000 euros a cualquier persona o institución que conduzca a la repatriación de Raoul Wallenberg y su chofer, Vilmos Langfelder. Si bien los términos y condiciones oficiales de la adjudicación se harán públicas en breve, la Pastora Werner destacó que la información debe ser verificable por medios científicos habituales, tales como las pruebas de ADN.
El premio fue puesto a disposición por un donante anónimo, estrechamente relacionado con la Fundación Wallenberg.
Tanto Wallenberg como Langfelder fueron tomados prisioneros el 17 de enero de 1945 por las fuerzas soviéticas que liberaron Budapest de los nazis. Sesenta y siete años después, su suerte y paradero siguen siendo un misterio. Lo mismo ocurre con los motivos de su detención y encarcelamiento.
En el momento de su secuestro, con 32 años de edad, Wallenberg había logrado salvar decenas de vidas inocentes en Budapest en sólo 9 meses. Supuestamente, el 17 de enero la reunión con los jefes militares soviéticos estaba destinada a delinear los esfuerzos de la posguerra en favor de los sobrevivientes.
En 1991, un Grupo de Trabajo Sueco-Ruso fue nombrado a fin de determinar lo que realmente le sucedió a Wallenberg después de su desaparición. En teoría, tras el colapso de la Unión Soviética, se esperaba que los miembros del Grupo de Trabajo tuvieran acceso sin restricciones a los materiales de archivo. Pero eso estaba lejos de lo que realmente ocurrió.
Desde 1957, los funcionarios soviéticos y más tarde los rusos han afirmado que Wallenberg falleció en julio de 1947 en la prisión de Lubyanka, muy probablemente por causas no naturales.
No hace mucho, Susanne Berger y Vadim Birstein, dos investigadores de renombre especializados en Wallenberg, recibieron un documento del archivo del FSB, que aseguraba que Wallenberg podría haber sido la misma persona bajo el nombre «Preso Número 7», quien fue interrogado en la prisión de Lubyanka unos cuantos días después de la supuesta muerte de Wallenberg.
Por otra parte, en 2006, la Fundación Wallenberg recibió una carta oficial de la embajada rusa en Washington. Fue una respuesta a una solicitud de la FIRW, firmada por el entonces subjefe de la misión, Alexander Darchiev (actualmente Jefe de la Sección de América del Norte en el Ministerio de Relaciones Exteriores de la Federación Rusa). En su carta, Darchiev declaró: «La responsabilidad de la muerte del Sr. Wallenberg recae en los dirigentes de la URSS de ese momento y sobre Joseph Stalin en persona.»
La afirmación de Darchiev tiene mucho sentido. Si es cierto que Raoul Wallenberg murió, es probable que su asesinato haya sido ordenado por Stalin.
Hay que tener en cuenta que el régimen de Stalin era a la vez cruel y organizado. Habría que preguntarles: ¿Cuáles son las posibilidades de que una persona de alto perfil, como Wallenberg, sea asesinado por orden de Stalin, sin dejar un registro claro? Probablemente no existen.
El tema de por qué las autoridades rusas no están dispuestas a dar libre acceso a sus archivos históricos, no es para que nosotros juzguemos.
Nuestro objetivo es humanitario. Raoul Wallenberg era uno de los más grandes héroes conocidos por la humanidad. Las probabilidades de que él esté con vida son, evidentemente, muy pocas, pero aunque esté muerto, los miembros sobrevivientes de su familia tienen derecho a saber qué pasó con él.
Su medio hermano, el renombrado físico, Guy von Dardel, falleció no hace mucho tiempo sin haber logrado su sueño de reunirse con Raoul. Su viuda, Matti y sus hijas Luisa y María todavía están luchando para llevar a otra vez a casa a Raoul.
Esta es una batalla cuesta arriba, pero con alguna esperanza, la decisión de ofrecer un premio pecuniario alcanzará su objetivo.
Baruj Tenembaum es el fundador de La Fundación Internacional Raoul Wallenberg y Eduardo Eurnekian su Presidente.
Traducción: FIRW