Loris Francesco Capovilla, secretario privado y amigo personal del Papa Juan XXIII, fue distinguido con la Medalla del Centenario Raoul Wallenberg. La ceremonia se llevó a cabo el 25 de junio de 2013 en Sotto il Monte Giovanni XXIII, Casa del Pellegrino, Italia. Eduardo Eurnekian y Baruj Tenembaum, presidente y fundador de la Fundación Raoul Wallenberg, estuvieron presentes en la ceremonia.
El galardón a Monseñor Capovilla, Arzobispo de Mesembria, de 97 años, reconoce su contribución, por más de medio siglo, a mantener viva la memoria de Angelo Giuseppe Roncalli, Sumo Pontífice entre 1958 y 1963, de cuyo fallecimiento se cumplirán cincuenta años, el próximo 3 de junio.
En el discurso de entrega, Eduardo Eurnekian señaló: “Quienes conocen la historia de Juan XXIII saben el apoyo que tuvo en Monseñor Capovilla, su secretario, su amigo, su confidente. Cuando nuestra organización creo de su seno el «Comité Internacional Angelo Roncalli», Monseñor Capovilla se convirtió en uno de nuestro primeros miembros. Su entusiasmo y apoyo nos permitieron saber que podíamos contar con él, como amigo y como fuente de inspiración.”
Además, Eurnekian recordó un pasaje poco conocido de la historia de Monseñor Capovilla: “En diciembre de 2011, la comunidad de Sotto il Monte Giovanni 23 le otorgó a Monseñor Capovilla la “Croce al Merito di Guerra”. El motivo: En 1943, cuando Italia firmo el armisticio con los aliados, se convirtió en enemiga de Alemania. Loris Capovilla era entonces un joven capellán militar en la base aérea de Parma en donde estaban estacionados pilotos de la fuerza aérea italiana que corrían el grave peligro de ser deportados a campos de concentración nazis. El capellán Capovilla no se amedrentó. Su noble corazón y su astucia lo llevaron a crear un plan para salvar a los pilotos y de esa manera convenció a los alemanes que necesitaba ayuda para trasladar el mobiliario de su oficina. Montado en su bicicleta y seguido por dos aviadores en cada viaje, Capovilla logro alejar de la base a 10 pilotos italianos, poniéndolos a buen resguardo, lejos de las garras asesinas de los Nazis. Esta hermosa historia nos estremece, pero no nos sorprende. El Papa Giovanni XXIII y su fiel y mejor amigo, Loris Capovilla, fueron creados con la misma materia prima que no les permitió entregarse a la indiferencia frente al mal. ¡Esa es la materia prima de los Salvadores!”
A su turno, hablaron el intendente de Sotto il Monte, Eugenio Bolognini y el obispo, Monseñor Dolcini. Ambos destacaron la labor educativa de la Fundación Wallenberg, así como el rol histórico de la figura de Capovilla. Entre la audiencia de alrededor de trescientas personas se destacó la presencia de Marco Roncalli, sobrino de Juan XXIII, destacado escritor y periodista asi como Perla Graisman,Directora de Desarrollo Global de la Fundación Raoul Wallenberg.
Monseñor Capovilla había agradecido la noticia del otorgamiento del galardón por medio de una carta dirigida a Eurnekian y Tenembaum, leída públicamente en la Conferencia Internacional de Homenaje a la memoria del Papa Juan XXIII, celebrada en Jerusalén en abril de 2013.
“Estoy muy satisfecho porque desde hace muchos años ustedes me han recibido entre los miembros honorarios del Comité Internacional Angelo Roncalli. Con grata sorpresa encuentro entre nombres famosos el de Jorge Mario Bergoglio, desde el 13 de marzo sucesor del Apóstol Pedro bajo el nombre de Francisco. Las similitudes entre él y su predecesor Juan son lo suficientemente numerosas como para llevarme a decir en varias ocasiones: el Papa Juan ha regresado.”, escribió Capovilla, entre otros conceptos.
Al recibir el galardón, Monseñor Capovilla pronunció un emotivo discurso de agradecimiento.
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