El 21 de septiembre de 2016 la Fundación Raoul Wallenberg declaró “Casa de Vida” al antiguo convento de Nuestra Señora de Sión, en Roma, ahora la sede de la prestigiosa Universidad Católica de América y la Universidad Católica de Australia.
David Dawson, director de las dos universidades, señaló que “la memoria histórica es importante para comprender el presente y no caer en los errores del pasado, en particular para la educación de los jóvenes.”
La hermana Oonah O’Shea, superiora general de las Hermanas de Notre Dame de Sion, recordó aquellos terribles momentos de la Segunda Guerra Mundial, cuando las puertas del monasterio se abrieron para dar refugio a muchos judíos perseguidos por los fascistas aliados del Tercer Reich.
«Fue gracias a la valentía de Virginia Badetti (madre superiora María Agustina), Emilia Benedetti (Madre Marie-Agnes), ambas reconocidas con el título honorífico de “Justas entre las Naciones”, que más de doscientas personas encontraron seguridad dentro de las paredes de este convento” .
Especialmente emotivo fue el testimonio de Ferruccio Sonnino (video), (90 años), que se escondió en el convento de abril a mayo de 1944, hasta unos días antes de la llegada de los aliados. “Fue un período muy especial”, dijo Sonnino, en referencia a la persecución nazi. “El pueblo italiano respondió en la emergencia con gran generosidad. Hay que reconocer el rol cumplido por la iglesia católico. Debe ser recordado y reconocido”.
En su discurso, el Presidente de la Comunidad Judía de Roma, Ruth Dureghello, señaló como “muy significativo que este lugar hoy sea una institución educativa. Igualmente significativo es que dos de los jóvenes judíos ocultos se hayan convertido, uno en maestro de la escuela hebrea, y el otro en director de la escuela secundaria judía durante 25 años. Ambos, hoy aquí presentes han dedicado sus vidas a las nuevas generaciones.”
Para finalizar, Gabriele Rigano, profesor de historia en la Universidad de Perugia, dijo que eran unos 6.000 judíos los ocultos en la ciudad de Roma, en alrededor de 160 instituciones religiosas gracias a la ayuda de individuos y parroquias. Número considerable ya que en Roma, durante la ocupación alemana había alrededor de 14.000 judíos, y los deportados fueron alrededor de 1800.
La placa con la declaración de “Casa de la Vida” fue presentada por Silvia Costantini, vicepresidente europeo de la Fundación Raoul Wallenberg. Entre los asistentes a la ceremonia estuvieron Rafael Erdreich, de la Embajada de Israel en Roma, Claudio Procaccia, director del Departamento de Cultura Judía de Roma y la señora Elena Castelli, nieta de Sebastián Romero Radigales, diplomático español, Justo entre las Naciones.
VIDEO: Testimonio de Ferruccio Sonnino