Participó de un acto junto a la vicejefa del Gobierno porteño, Gabriela Michetti.
Recién llegado de Washington, el embajador Earl Anthony Wayne se dejó ver en público junto a la vicejefa del Gobierno porteño, la macrista Gabriela Michetti, en una muestra más de que la tensión con el gobierno de EE.UU. comienza a recobrar la calma.
Tal como anticipó Clarín esta semana, Wayne había viajado a su país para informar sobre el deterioro de las relaciones bilaterales a raíz de la investigación en Miami sobre la valija con los 800 mil dólares que intentó traer el venezolano-americano Guido Antonini Wilson y que involucró a la presidenta Cristina Kirchner.
El embajadorretornó de Washington en coincidencia con el claro ánimo del Gobierno argentino de no incrementar las ya elevadas críticas contra la administración republicana, y también de aliviar las inéditas restricciones a los movimientos de Wayne en la Argentina, impuestas al estallar el escándalo.
Así, el jueves al caer la tarde, Wayne participó de lo más distendido y por espacio de una hora en la ceremonia a cielo abierto que realizó la Fundación Wallenberg en la esquina de avenida Figueroa Alcorta y Austria, en memoria de Raoul Wallenberg, el diplomático sueco desaparecido en la ex Unión Soviética, durante la Segunda Guerra Mundial. El acto, al que vino especialmente desde Nueva York el fundador de la fundación, Baruj Tenembaum, tuvo lugar alrededor de la estatua que homenajea al hombre que salvó la vida de decenas de miles de personas –la mayoría judíos– de la persecución nazi.
Según la reconstrucción que pudo hacer Clarín por los invitados –no había prensa y tampoco funcionarios del Gobierno–, Wayne llegó cerca de las 19.30 y permaneció en todo momento custodiado por un fornido e intimidante guardaespaldas, de anteojos oscuros. Y convocó la atención de todo el mundo con el afectuoso beso en la mejilla que le dio a Gabriela Michetti, con quien, según trascendió, ha conversado varias veces sobre el proyecto de la funcionaria de trabajar en un plan que busca darles a los derechos humanos un sentido más amplio e internacional que el que en Argentina los vincula exclusivamente a los desaparecidos de la dictadura. El jueves se lo vio a Wayne como en otros momentos, conversador y de buen humor entre otros 200 invitados. Aunque sólo hablaron al público Michetti, como invitada de honor, y el vicepresidente de la Wallenberg, José Ignacio García Hamilton.
Según los testigos, Wayne opinó que nada era ”tan oportuno” como ese acto puesto que Wallenberg es ciudadano honorario de los Estados Unidos, junto a un grupo muy selecto de extranjeros. La del jueves fue la primera vez que asistía a uno de estos actos a los que la Wallenberg invita a los embajadores casi ”religiosamente” cada año.
Y Wayne compartió la tarde con sus pares de Alemania (Rolf Schumacher), Austria (Gudrun Graf), Suecia (Arne Rodin) e Israel (Rafael Eldad, el otro hipercustodiado), además de los representantes de Brasil, Rusia, Gran Bretaña y España; más locales como Ricardo López Murphy, el ex piquetero y hoy diputado de la Coalición Cívica Héctor ”Toti” Flores, el rabino Simón Moguilevsky y Abdul Kader Baradei, del Centro Islámico.