El galardón fue otorgado, ante una audiencia colmada, al Prof. Haim Avni, la Prof. Dina Porat, Sr. Max Grunberg y la Ciudad de Eilat.
El evento tuvo lugar el 6 de diciembre en el Auditorio Cymbalista de la Universidad de Tel Aviv.
Entre los asistentes, hubo un número significativo de embajadores y miembros del cuerpo diplomático de Australia, Bélgica, España, Portugal, Brasil, Argentina, Dinamarca, Canadá, la Unión Europea, Francia, Grecia y Rusia, así como un grupo de académicos de la Universidad Hebrea de Jerusalén y la Universidad de Tel Aviv.
El Sr. Danny Rainer, Director Ejecutivo de la Oficina en Jerusalén de la IRWF actuó como maestro de ceremonias.
Los disertantes, la Embajadora de Suecia en Israel, Excma. Sra. Elinor Hammarksjold y Dr. Yoav Tenembaum, Vicepresidente de la IRWF, saludaron a los galardonados y al público, en tanto que destacaron el simbolismo del evento, cuando el mundo celebra el centenario de Raoul Wallenberg y la relevancia de su legado aún hoy.
Danny Rainer presentó a cada uno de los destinatarios de la medalla y leyó los criterios del Comité del Premio IRWF en la selección de los galardonados.
Cada uno de los destinatarios del premio dio un discurso de aceptación, destacando el legado de Raoul Wallenberg.
El Prof. Haim Avni habló de la importancia de reconocer a los salvadores y asegurarse de no reconocer erróneamente a aquellos que, como Franco, trataron de aparecer como salvadores.
La Prof. Dina Porat destacó la singularidad del legado de Raoul Wallenberg, así como su investigación pionera sobre otro Salvador, Monseñor Angelo Giussepe Roncalli (más tarde conocido como Papa Juan XXIII), quien fue postulado por la IRWF como «Justo entre las Naciones» por sus acciones de salvación durante la segunda guerra.
Max Grunberg habló de sus esfuerzos para que la Interpol emita un aviso amarillo sobre Raoul Wallenberg.
La ciudad de Eilat fue representado por su alcalde, Sr. Meir Halevy y por Jacky Pri-Gal, ex cónsul de Suecia, que co-fundaron un memorial al Holocausto en la Ciudad, «Yad b’Midbar». Ambos destacaron la importancia de difundir el legado de Wallenberg entre la gente de su ciudad.
La famosa cantante, Natan Shuly, interpretó tres canciones, incluyendo una melodía popular sueca y cerró el evento con «Jerusalén de oro», acompañada por el público.