Para conmemorar el 110º aniversario de su nacimiento, la ONG resolvió crear un premio en nombre de esta notable salvadora, austriaca de nacimiento, que rescató el diario íntimo de la adolescente
Miep Gies nació en Austria el 15 de febrero de 1909 y a los 11 años fue acogida como hija adoptiva de una familia holandesa. Vivió el resto de su larga vida en los Países Bajos.
Durante dos años, Miep Gies y su marido Jan, un empleado municipal con el cual contrajo matrimonio en 1941, arriesgaron literalmente sus vidas para contrabandear alimentos, provisiones y noticias del exterior con el propósito de ayudar a los judíos durante la ocupación nazi.
Al estallar la Segunda Guerra Mundial, Gies trabajaba como asistente personal de Otto Frank, padre de Ana y propietario de una fábrica de pectina en Amsterdam.
Tras la invasión nazi en 1940, Otto Frank preparó una habitación anexa secreta detrás de un estante para libros, en una habitación en la planta alta de las oficinas de su empresa, en la calle Prisengracht 263. En ese anexo, Otto, su esposa Edith y sus hijas, Margot y Ana se escondieron, dejando una pista falsa que indicaba que la familia había huido a Suiza.
Poco después, el escondite fue utilizado también por otros judíos: la familia Van Pels y Fritz Pfeffer, dentista de la familia Gies. En total, ocho personas.
Miep Gies actuó protectora de los judíos escondidos y muy especialmente como confidente de la adolescente Ana Frank, trayéndole papel para su diario y, en una ocasión, zapatos usados de taco alto.
La heroica actuación de Gies terminó el 4 de agosto de 1944, cuando la familia Frank y los cohabitantes del anexo secreto fueron delatados, arrestados y enviados a campos de concentración. Aun hoy no está claro quién los traiciono.
Cuando llegó la Gestapo, Gies se encontraba en la oficina de la planta baja. Ella reconoció por la voz el origen vienés de uno de los oficiales Nazis y de esa manera logró encantarlo y salvó su vida.
Más tarde, con un riesgo personal considerable, fue a la sede de la Gestapo para tratar de negociar la liberación de los detenidos, pero fue en vano. Finalmente, regresó a su escondite y encontró el diario de Ana, con sus páginas esparcidas por el suelo.
Tenía la intención de devolvérselo a su autora, sabiendo lo importante que había sido el diario para ella, y guardarlo sin leer una palabra. Casi un año después, el padre de Aan, Otto, regresó de Auschwitz. Sabía que su esposa y amigos no habían sobrevivido, pero todavía esperaba que sus dos hijas, Margot, de 18 años, y Ana, de 15, se hubieran salvado.
Dos meses después, recibió una carta que confirmaba que ambas niñas habían muerto en Bergen-Belsen en marzo de 1945, menos de un mes antes de que los soldados británicos liberaran el campo.
Miep Gies estaba con él cuando recibió la noticia y no pudo encontrar las palabras para consolarlo. Entonces recordó el diario de Ana. Lo sacó del escritorio y se lo dio a él, diciendo: «Aquí está el legado de su hija Ana para usted».
De esta manera, Miep Gies no solo había protegido a los Frank y los otros judíos escondidos, sino que rescato el Diario de Ana Frank del anonimato.
Ana había escrito su diario entre 1942 y 1944 en el escondite de Amsterdam, convirtiéndolo en el documento mas leído sobre el Holocausto, lanzando a su autora a la inmortalidad.
Amsterdam, 28 de octubre de 2013. De izquierda a derecha, Brian Mooyaart (hijo de Barbara), Raoul Mooyaart (nieto de Barbara y bautizado Raoul en honor a Raoul Wallenberg), la Sra. Barbara Mooyaart, el Rabino Binyomin Jacobs y Danny Rainer
Este testimonio se ha vuelto un símbolo de humanidad, tolerancia, optimismoy voluntad de vivir, transformando a Ana Frank en una referente de millones de jóvenes en búsqueda de identidad y libertad.
Finalmente publicado en 1947, El Diario de Ana Frank se convirtió, después de la Biblia, en el libro de no ficción más vendido del mundo.
En realidad, el diario se hizo famoso a través de la traducción al inglés, brillantemente realizada por la difunta Barbara Mooyaart Doubleday, quien en 2013 fue reconocida por la Fundacion Wallenberg por su labor. La emotiva ceremonia tuvo lugar precisamente en la Casa de Ana Frank en Amsterdam y en dicha ocasión la ONG resaltó el rol desempeñado por Miep Giese en relación a la familia de Ana Frank y a la divulgación del diario de esta última.
Durante el resto de su vida, Miep Gies se dedicó a difundir el legado de Ana Frank, respondiendo cartas de todo el mundo. En 1987 publicó un libro, Anne Frank Remembered. Escribió: «No soy una heroína. Estoy al final de la larga fila de buenos holandeses que hicieron lo que yo hice y más, mucho más, durante esos tiempos oscuros y terribles…».
Fue condecorada por la reina Beatriz de los Países Bajos por su heroísmo y dedicación, y el museo israelí del Holocausto Yad Vashem les otorgó a ella y a su esposo el título de «Justa entre las Naciones» .
En 1996, la película de Jon Blair, Anne Frank Remembered, ganó un Oscar al mejor largometraje documental. Blair llevó a Miep Gies a la ceremonia en Hollywood, y mientras se dirigían a los premios en su limusina, ella comentó que había aceptado venir porque Ana Frank siempre había querido ser famosa y que había amado Hollywood. Blair llevó a Miep Gies al escenario cuando pronunció su discurso de aceptación, y el público le dio una ovación de pie.
Jan Gies murió a los 101 años en 2010.
En un comunicado especial, la Fundacion Wallenberg resaltó «el heroísmo y la calidad humana de Miep Gies, quien no solo arriesgó su vida para tratar de salvar a aquellos perseguidos por el nazismo, sino que le dio al mundo la posibilidad de conocer el Diario de Ana Frank y, después de la guerra, dedicó su vida a educar a las jóvenes generaciones sobre la terrible época que le tocó vivir. La ONG resolvió instituir la ‘Medalla Miep Gies’, que será otorgada a futuros galardonados que se destaquen en su labor en pos de los derechos humanos».