Son experiencias que cuentan la esperanza, la persecución y la
sobrevivencia. Son narraciones de algunos judíos que en la Segunda Guerra Mundial fueron prisioneros de los nazis.
A través de la Fundación Raoul Wallenberg, hablan hoy con ojos de quien ha visto la guerra, de quien ha perdido a su familia, de sus vivencias en los campos de exterminio y de concentración, en la Segunda Guerra Mundial:
”Un día me llevaron, a fines del año 40, directamente del lugar de trabajo a un colegio donde ya había otras mujeres. No pude despedirme de mi padre”.
”El peor momento que pasé en Auschwitz fueron los últimos días cuando fuimos liberados por las tropas soviéticas, porque no sabíamos ahí si nos iban a eliminar los nazis porque parecería que la intención de ellos era destruir todo, con nosotros adentro”.
”Y los momentos más duros de esos 5 años de ocupación, bajo la ocupación alemana, fueron en el 1942 en agosto, cuando mi mamá y yo fuimos arrestadas para ser deportadas, tuvimos la suerte de ser liberadas por una ley”.
”Habíamos quedado de mi familia directa, mi padre y yo. Como hablo alemán trabajé en la oficina del representante de Himmler en esa ciudad para los judíos, para cuestión de judíos”.
La Fundación Raoul Wallenberg cuenta con amplios programas educativos, de preservación histórica, premiaciones, campañas, arte y eventos que promueven la promoción y divulgación de los derechos cívicos y que enfatizan los valores de la dignidad humana, la libertad, la justicia y la igualdad. Actualmente cuenta con sedes en Nueva York, Jerusalén y Buenos Aires, Argentina.
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