Mark Dreyfus, miembro laborista del Parlamento Federal dió un discurso parlamentario en homenaje a la memoria de Raoul Wallenberg. Su discurso en el Parlamento Federal el miércoles :
«Me levanto en honor de la memoria de Raoul Wallenberg, el diplomático sueco cuyo coraje, espíritu e ingenio salvó la vida de más de 100.000 judíos en Budapest durante la Segunda Guerra Mundial. Hay varios lugares conmemorativos en honor a Wallenberg en Melbourne y Sydney, y árboles plantados en su memoria frente a nuestro Parlamento.
Wallenberg ha sido recordado de diferentes maneras – mi padre George Dreyfus en 1984 compuso «In Memorian, Raoul Wallenberg» una suite para clarinete y piano en tributo a él.
Este año es el centenario de su nacimiento, y su vida y obra han sido celebradas en todo el mundo.
El Holocausto es una herida que el tiempo ni cura ni disminuye.
Raoul Wallenberg no tiene tumba. Arrestado por las tropas rusas en enero de 1945, su destino continua siendo un misterio.
Las vidas de aquellos que rescatara son su mejor monumento –decenas de miles de judíos húngaros que salvó de la máquina nazi.
Nos honra tener supervivientes que el rescatara, viviendo hoy en Australia. Uno de estos supervivientes es Ervin Forrester, quien llegara a nuestro país en 1950. Su hijo Ron está hoy con nosotros en la galería.
La historia de Erwin es de un increíble valor personal. Como joven húngaro fue forzado por los nazis a enrolarse al ejército del trabajo en 1944. Se escapó y huyó a Budapest donde fue escondido por la Cruz Roja. Pero Budapest no era un lugar facil en el que ocultarse, y Erwin fue de nuevo capturado y sentenciado a muerte por su deserción. Le dijo a los nazis que era ciudadano sueco. Las autoridades contactaron con la Embajada Sueca y Raoul Wallenberg fue a su celda en la prisión y le dijo «voy a salvarte la vida». Emitió para Erwin un pasaporte sueco y de protección de la Nación Sueca.
Tambien quisiera mencionar a otro superviviente del Holocausto que el rescató.
El Profesor Fran Vajda fue denunciando por las autoridades nazis por el simple acto aúnque simbólico de quitarse la estrella amarilla que los nazis le obligaban llevar. Fue llevado a un cuartel militar y le pusieron frente a una ametralladora. En ese momento crítico, llegó Raoul Wallenberg, negoció con las autoridades y se lo llevó a un lugar seguro.
Frank se convirtió en profesor de medicina en Australia, y junto con Ervin Forrester, han hecho una gran contribución a nuestra sociedad.
Hoy me uno junto con todos los australianos para honrar su memoria.
El descanso final de Raoul Wallenberg está en nuestros actos de recuerdo.
Mi padre le recordó con una pieza musical y yo hoy, con este discurso.
La memoria de su coraje restablece nuestra fé en el poder del espíritu humano para enfrentar y superar el mal.»