El 29 de julio de 2009 la Fundación Wallenberg distinguió a la diplomática polaca Izabela Matusz, Encargada de Negocios a.i., en mérito a sus valores humanos y al impecable desempeño de su rol.
La Fundación Wallenberg reconoció su espíritu de colaboración, su entusiasmo y sus constantes esfuerzos dedicados a descubrir, sin atenuantes, la verdad histórica. El texto del diploma presentado señala que ”Su cooperación permitió el hallazgo de desconocidos héroes del Holocausto, salvadores de personas perseguidas por el régimen nazi y sus aliados durante la Segunda Guerra Mundial, tal el caso de la señora Stanislawa Slawinska, salvadora de la señora Esfira Maiman, sus familiares y personas escapadas del gueto de Varsovia.”
La entrega, llevada a cabo en la Ciudad de Buenos Aires, una de las ciudades en las cuales la Fundación Wallenberg tiene sedes junto a Nueva York, Berlín, Jerusalén y Rio de Janeiro, estuvo a cargo de la señora Berta Borensztein, miembro del Consejo Directivo de la Asociación Casa Argentina en Israel Tierra Santa, y de Nicholas Tozer, miembro del Board de la Fundación Wallenberg.
Stanislawa (Stacha) Slawinska, era una ama de casa polaca católica que salvó a supervivientes del gueto de Varsovia, durante la Segunda Guerra Mundial.
A comienzos de 2009 Esfira Rapapport de Maiman, de 94 años, se acercó a la oficina de la Fundación Wallenberg en Jerusalén para lograr el reconocimiento de su salvadora.
Esfira nació en Lodz y pudo huir del gueto antes de su destrucción.
Stacha le dio refugio en su casa ubicada en la localidad de Grodzisk Mazowieki, a 30 kilómetros de Varsovia. Con esa acción puso en riesgo su vida y la de su familia, ya que el nazismo trataba como criminales a quienes ayudaban a judíos.
Una vez terminada la guerra, Esfira mantuvo contacto con Stacha y pudo ayudarla económicamente. Primero desde Alemania y luego desde Perú, donde vivió entre 1948 y 1972, año en que emigró a Israel. Luego, se perdió el contacto.
Aunque suponía que Stanislawa ya había muerto, lo que sucedió el 9 de junio de 1971, Esfira sabía que Stacha tenía un sobrino, Roman (Romek) Slawinski quien, a pesar de ser un niño en aquella época, colaboraba con su tía, tanto en la misión de salvar judíos como en otras actividades de la resistencia polaca.
Inmediatamente, la Fundación Wallenberg lanzó una campaña internacional, con pedidos en los medios polacos, para localizar a Romek. En el mes de abril, gracias a los oficios de Isabela Matusz, la fundación hizo contacto con la portavoz del municipio de Grodzisk Mazowieki. Dos semanas después Romek fue localizado y brindó testimonio sobre las las actividades de su tía.
La Fundación preparó un expediente y lo presentó a la comisión de ”Yad Vashem” (Museo del Holocausto de Jerusalén), que en los primeros días de septiembre otorgó a Stacha el título de ”Justa entre las Naciones”.