De izquierda a derecho: Silvia Costantini (Aleteia), Lic. Guillermo Bruchstein (vice-presidente de la Fundación Wallenberg), el Arzobispo Corrado Lorefice, el Dr. Giulio Di Segni, de la UCEI, la Sra. Evelyne Aouate (comunidad de Palermo) y el Rabino Pinjas Punturello
Esta saga comenzó el 12 de enero de 1493, fecha tope estipulada por los Reyes Católicos de España para la expulsión de los judíos de Sicilia. En este contexo histórico, las autoridades eclesiásticas palermitanas se apropiaron de la antigua Sinagoga de Palermo, la demolieron, y en su lugar erigieron la Iglesia de San Nicolás de Tolentino y el Oratorio de Santa María del Sábado.
Esta sinagoga robada no fue la única. En el siglo XV, a lo largo y ancho de España y Portugal, propiedades judías eran confiscadas, arrebatadas, enajenadas, aprovechando la forzada conversión o expulsión de los judíos.
Centenares de miles de judíos expulsados descansan ya hace siglos en los cementerios mientras que sus sinagogas eran convertidas en Iglesias en las cuales los creyentes católicos era invitados a orar por Dios, clamando justicia, la misma que le fue denegada a los despojados.
El 12 de enero de 2017, 524 años más tarde, el actual Arzobispo de Palermo, Corrado Lorefice, implementó un gesto reconciliatorio sin precedentes, ordenando la cesión gratuita del Oratorio de Santa María del Sábado (su nombre denota su verdadero origen hebreo) a la Comunidad Judía de Nápoles que tiene jurisdicción sobre Sicilia, para que pueda reconstruir allí la Sinagoga de Palermo.
El 29 de junio de 2017, la Fundación Internacional Raoul Wallenberg reconoció al Arzobispo Lorefice, presentándole la Medalla Raoul Wallenberg. La entrega se hizo en una emotiva ceremonia que tuvo lugar en el Palacio Arzobispal de la capital siciliana. Durante el acto, el Monseñor Lorefice no pudo contener sus lagrimas.
La cesión del edificio fue realizada a través de una figura jurídica muy popular en Italia, denominada «Commodato d’Uso«, que equivale a un arrendamiento gratuito. Por consideraciones legales, se estipulo un período de cesión de nueve años, renovable con el mutuo consentimiento de las partes.
La semana pasada, el Arzobispo Lorefice sorprendió con un nuevo gesto de buena voluntad, instruyendo a los asesores legales del Arzobispado a que extiendan el período de la cesión renovable de nueve a 30 años, otorgándole a la cesión del inmueble un carácter virtualmente definitivo.
Esta noticia impulso al Board de la Fundación Wallenberg a emitir una declaración «apoyando y agradeciendo al Arzobispo de Palermo, Corrado Lorefice, por sus esfuerzos destinados a cimentar el acuerdo de cesión y otorgarle un marco estable y duradero».
La devolución de la Sinagoga de Palermo es sin duda un acto de reconciliación y de justicia sin precedentes, que debería ser emulado en otros tantos casos, especialmente en España, como es el de la emblemática Sinagoga Santa María la Blanca, en Toledo.
El gesto del Arzobispo Lorefice, 524 años después de la injusta confiscación, es de singular trascendencia universal. Un precedente de proporciones históricas que puede y debe ser aplicado en otros casos similares, en pos de una verdadera reconciliación basada en la justicia y la razón.
La Fundación Wallenberg hace un llamamiento a las autoridades eclesiásticas para que sigan el ejemplo de Corrado Lorefice. En esta campaña, la ONG sumará fuerzas con la Comunidad Judía de España y con todos los factores sefaradíes del mundo.