Es de elogiar el esfuerzo diplomático del enviado sueco de la ONU a Darfur, Jan Eliasson, quien enfrenta el difícil desafío de poner un punto final al conflicto y genocidio que se lleva a cabo en Darfur y reunir a las partes enfrentadas para arribar a un acuerdo de paz.
Es muy impresionante ver a Eliasson continuar con la tradición de la diplomacia sueca como enviado de las Naciones Unidas.
Solo podemos esperar que Eliasson pueda mostrar el mismo calibre de coraje para detener el genocidio en Sudán que mostró el diplomático sueco Raoul Wallenberg hace 62 años en su misión a Budapest en el año 1944.
Wallenberg arriesgó su vida y actuó de una manera valiente y rápida para salvar la vida de 100.000 personas durante el Holocausto.
Que Eliasson sea dotado al igual que Wallenberg, del heroísmo, espíritu de solidaridad y capacidad para proteger y salvar vidas.
Adam Benjamin Esrig
Fundación Internacional Raoul Wallenberg
New York
Traducido por Graciela Forman