El coronel José Arturo Castellanos, ex cónsul de El Salvador en Ginebra, durante la Segunda Guerra Mundial, fue declarado ”Justo entre las Naciones”.
De este modo, la República del Salvador se convierte en el cuarto país de América en sumarse a la nómina de naciones cuyos ciudadanos auxiliaron a judíos perseguidos por el nazismo durante el Holocausto.
La Fundación Internacional Raoul Wallenberg ve así coronados sus esfuerzos en pos de este merecido reconocimiento luego de años de gestiones y eventos conmemorativos y divulgación masiva de la personalidad y la gesta de un diplomático ejemplar que fue más allá del cumplimiento de su deber para extender una mano a quienes lo necesitaban.
Baruj Tenembaum, creador de la Fundación Wallenberg, señaló desde Nueva York que ”No es posible imaginar el Holocausto sin la figura luminosa del coronel Castellanos. Su gesta gloriosa está a la altura de otras misiones humanitarias de perfiles épicos como la de Raoul Wallenberg o la de Aristides de Sousa Mendes. Celebramos este feliz momento trabajando para lograr que otros actos de justicia y reconocimiento tengan lugar en un futuro cercano.”
El embajador Ricardo Morán Ferracuti, quien estuvo al frente de una comisión investigadora del Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador, escribió: ”No hay forma de olvidar toda la ayuda, el asesoramiento y el apoyo recibido de la Fundación Wallenberg. El Salvador no lo olvida.”
Por su parte, en una comunicación con la Fundación Wallenberg, Frieda Castellanos, hija de José Arturo Castellanos, sostuvo: ”Les escribo embargada por la más profunda emoción pues me avisaron que a papá lo nombraron Justo entre las Naciones. Gracias a la Fundación Wallenberg por su ayuda y acompañamiento.”
¿Quién fue Arturo Castellanos?
El coronel José Arturo Castellanos fue Cónsul General del Salvador en Ginebra, Suiza entre 1942-45. Nombró a George Mandel-Mantello, un refugiado judío rumano que residía en Ginebra, como Primer Secretario de su consulado. Autorizó a Mantello a emitir miles de ”certificados de ciudadanía” para refugiados judíos en la Europa ocupada. Dichos certificados establecían que el portador era un ciudadano reconocido de El Salvador quién era entonces protegido de deportación. En 1944, Castellanos solicitó que Suiza representara los intereses de El Salvador’ en la Hungría ocupada. Pronto, Mantello estaba emitiendo miles de certificados de ciudadanía de El Salvador a judíos húngaros a través de la oficina del Cónsul Suizo Charles Lutz.
En 1994 Rafael Ángel Alfaro Pineda, por entonces vicecanciller de El Salvador publica en ”La Prensa Gráfica” un artículo titulado ”El Salvador y la lista de Schindler”.
Carta de Baruj Tenembaum al Presidente de El Salvador
New York, 11 de mayo de 2010
Señor Presidente de la República de El Salvador,
Mauricio Funes.
Señor Presidente:Hace menos de cuatro meses, en una carta con fecha 22 de enero, tuve el honor de dirigirme a usted para comunicarle los esfuerzos y las gestiones que durante largos años la Fundación Internacional Raoul Wallenberg, staff, voluntarios, colaboradores, realizaba a favor del reconocimiento a la gesta del Coronel José Arturo Castellanos durante el Holocausto. Hoy, Señor Presidente, puedo decirle con orgullo y emoción que el trabajo realizado ha rendido sus frutos al otorgar Yad Vashem, la Autoridad para el Recuerdo de los Mártires y Héroes del Holocausto, el título de ”Justo entre las Naciones” al Coronel Arturo Castellanos.
De este modo, la República de El Salvador ya forma parte del exclusivo grupo de naciones cuyos ciudadanos han sido declarados ”Justos”, al tiempo que se convierte en el cuarto país en el continente americano en aportar un Salvador del Holocausto a la honorable nómina.
Vaya aquí nuestro reconocimiento al gobierno de El Salvador por el entusiasmo y la dedicación puesta al servicio de esta causa que marca de modo indeleble los registros de las mejores páginas de la historia.
También, transmitimos nuestro saludo y admiración a la tarea desplegada por el embajador Ricardo Morán Ferracuti quien, al frente de una comisión investigadora del Ministerio de Relaciones Exteriores, llevó a cabo junto a su equipo una labor excepcional, digna de reconocimiento, para honrar la memoria del Coronel Castellanos.
Nos alegra saber que todos los esfuerzos que la Fundación Wallenberg ha realizado desde sus oficinas en Buenos Aires, Jerusalén, Berlín y Nueva York, ante los distintos factores -gestiones oficiales y extraoficiales- hayan culminado exitosamente.
Celebrando la consagración de ”Un Salvador para El Salvador”, me despido de usted saludándolo muy respetuosamente.
Baruj Tenembaum
Fundador