En esta sección se consignan relatos de quienes fueron testigos personales de la labor humanitaria de Monseñor Angelo Roncalli en favor de refugiados judíos durante el Holocausto o de aquellas personas que tomaron conocimiento de las acciones de salvataje por intermedio de fuentes fidedignas.
Rabino Arthur Herzberg
Profesor visitante de Humanidades en la Universidad de Nueva York a cargo de la cátedra Bronfman. Autor de nueve libros, entre ellos ”La idea sionista” y, con Aron Hirt-Manheimer, y ”Judíos : la esencia y el carácter de un Pueblo”. Recuerda un emotivo comentario que escuchó del Gran Rabino de Palestina durante el Mandato Británico, Isaac Herzog, acerca de la disposición humanitaria de Monseñor Angelo Roncalli.
”En el otoño de 1941, el entonces Gran Rabino de Tierra Santa, Isaac Herzog, viajó de país en país con la misión de conseguir el apoyo de líderes mundiales para detener la matanza de judíos en Europa. Cuando el Gran Rabino llegó a Nueva York, Saul Lieberman, amigo de Herzog y uno de mis profesores, me pidió que le ayudara. Recuerdo una noche bien tarde en la que el rabino Herzog, que era un verdadero santo, estaba sentado en una silla cerca de la ventana, recitando salmos. Cuando terminó, suspiró y dijo :
”Herzberg, te quiero contar una historia. Antes de llegar a America, viajé por todo el Mediterráneo en barcos neutrales. Estuve en Malta, el Cairo, Estanbul y otras ciudades buscando ayuda para salvar a nuestro pueblo. Donde llegaba visitaba la delegación papal y siempre encontraba la misma respuesta: ”¿Qué puedo hacer? Mis manos están atadas”. En todos los lugares encontré indiferencia o impotencia. La única excepción fue en Estanbul, en donde visité al delegado apostólico del Vaticano en Turquía, el arzobispo Angelo Giuseppe Roncalli. Cuando le conté acerca de los asesinatos en masa, empezó a gritar, se levantó de su silla, me abrazó y exclamó: ”Rabino, ¿qué puedo hacer para ayudar?”
Mordechai Arbell
Historiador e investigador. Autor de numerosas publicaciones, ex-cónsul del Estado de Israel en Estanbul y directivo internacional de instituciones sefarditas.
”Mi bisuabuelo Samuel Nissimoff era un hombre muy rico. Donó una de sus mansiones a la comunidad judía búlgara. La casa continúa siendo hoy la sede del centro comunitario. Una segunda mansión fue alquilada al delegado apostólico Roncalli. Era vecino de la residencia de los Nissimoff y se hizo amigo íntimo de los hijos de Samuel, Nissim y Albert. Cuando supo que tenían problemas con el latín los ayudó y gracias a ello los muchachos aprobaron sus exámenes.
Cuando Roncalli dejó Bulgaria ya se había convertido en amigo cercano de la familia. Los dos hermanos Nissimoff emigraron a Israel y se quedaron muy sorprendidos cuando Nissim Nissimoff recibió una invitación oficial para la ceremonia de investidura de Roncalli como Papa. Además de la familia Nissimoff, sus amigos en Bulgaria eran en gran parte judíos. La reina Joanna de Bulgaria, esposa del Rey Boris II, era italiana, hija del Rey Victor Manuel. Era muy amiga de monseñor Roncalli al punto que la relación continuó fluída aún cuando éste se estableció en Estambul. La historia dice que Roncalli avisó a la Reina que tenía información acerca de la inminente deportación de los judíos búlgaros a campos de exterminio en Polonia. Entiendo que esto fue registrado en el libro del entonces Jefe de Protocolo de Bulgaria, Gruev, y en una biografía publicada sobre la Reina Joanna”.
Profesor Michael Berenbaum
El Profesor Berenbaum es ex Presidente y CEO de la Fundación de Historia Visual de los Supervivientes de la Shoah, ex Director del Instituto de Investigaciones en el Museo Memorial del Holocausto de los Estados Unidos y autor de numerosos libros sobre el Holocausto e Historia Judía Contemporánea.
MainStreet Media, asociada con el Grupo Berenbaum y Shenandoah Films, ha producido «Horas Desesperadas», un film sobre el Holocausto en Turquía, que relata la historia de Monseñor Roncalli / Papa Juan XXIII. Los productores han entrevistado a eruditos en tres continentes y cinco países sobre Roncalli, incluídos historiadores de la Iglesia y teólogos, sobrevivientes y testigos oculares, funcionarios de la Iglesia y rabinos.
”Es una paradoja del Holocausto que los inocentes se sientan culpables y los culpables inocentes. Esta observación está muy bien ilustrada en el servicio de Monseñor Angelo Roncalli quien, como el Delegado Apostólico en Estambul, Turquía,durante la Segunda Guerra Mundial, estaba involucrado de manera activa en el rescate de judíos, y quien luego como Papa Juan XXIII, transformó la enseñanza católico romana con respecto los judíos para asegurar que las bases del antisemitismo cristiano fueran desterradas. ”
El film se basa en la poco conocida historia de Monseñor Roncalli en Turquía neutral durante la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto. Dada la ubicación estratégica de Turquía en el punto de unión entre Europa y Asia, y como este país permaneció neutral durante la mayor parte de la guerra, Turquía se convirtió en anfitrión de gran cantidad de diplomáticos aliados y del Eje, espías, comerciantes, desertores, asesinos, periodistas, entre otros. Para todos, éste era un lugar indispensable para escuchar sobre la guerra en Europa Oriental. Y para un pequeño grupo de judíos en Estambul, se convirtió en la base de las operaciones de rescate cerca del corazón del infierno.
Al principio de la Segunda Guerra Mundial, Monseñor Roncalli trabajó junto a emisarios judíos de Palestina para procurar información sobre el destino de los judíos bajo la ocupación alemana. Actuaba como un aliado cuando los judíos tenían pocos, y fue unos de los muy pocos que les ofreciera ayuda sin pedir nada a cambio. Según aquellos que lo conocieron, no estaba motivado por algún afecto especial hacia los judíos, si no por su amor a toda la humanidad – sin excluir a los judíos – y por su creencia que todos los seres humanos fueron creados a imagen de Dios – incluidos los judíos.
Escribió lo siguiente desde Estambul: «Pobre hijos de Israel. Todos los días escucho sus gemidos a mi alrededor. Tengo compasión por ellos y hago todo lo que puedo para ayudarlos. Son los parientes y compatriotas de Jesús. ¡Venga el Divino Salvador a socorrerlos!»
Chaim Barlas, el principal delegado judío de Palestina, escribió que Roncalli había llorado cuando se le contó lo que le estaba sucediendo a los judíos. Él dijo: «Ayunaré y rezaré por las personas y nuestro pueblo». Teddy Kollek, un delegado de Palestina en Estambul durante los años más oscuros del Holocausto y que fue alcalde de Jerusalén por 30 años recordó. «Se compadecía junto a nosotros. No podía hacer mucho. Pero lo que podía lo hacía»
Alarmado por lo que se enteró sobre el sufrimiento judío en la Alemania ocupada en la Europa aliada a los alemanes, le solicitó tres cosas al Vaticano: estimular a países a que le den refugio temporal a los refugiados que fueran apoyados por las organizaciones judías, transmitir por radio que la Iglesia estaba en contra de la persecución de los judíos- lo cual en algunos países jugó un rol importante en cuanto a las persecuciones y matanzas; y que el Vaticano le implore a Joseph Tiso, gobernador de Eslovaquia bajo los alemanes y sacerdote católico romano, para que le permita ir a 5000 judíos bajo la condición de que las visas de tránsito se les fueran otorgadas.
Roncalli trabajó junto a funcionarios eclesiásticos en Hungría, quienes emitieron documentos a personas judías, que constataban que estaban bajo la protección de la Santa Sede.
Le rogó al Rey Boris de Bulgaria, en cuyo país había servido durante una década, que no deporte a sus judíos. Y mientras que Bulgaria cooperó en la deportación de los judíos de territorios ocupados por Bulgaria, Tracia y Macedonia, no permitió la deportación de sus judíos nativos.
Yad Vashem, el Memorial al Holocausto de Israel, todavía está investigando si es que Roncalli libró documentación tal como certificados bautismales falsos que le permitieron a los judíos pasar por no judíos, y de este modo salvar sus vidas. Pero es cierto que emitió certificados a Palestina y documentos casi oficiales que indicaban que el portador era un compatriota de Jesús, siendo ésta la única manera veraz de proveer la protección limitada que podía sin incurrir en falso testimonio. Yehuda Bauer, el historiador del Holocausto más distinguido de Israel, informa, ‘No hay duda que ejerció toda la influencia a su alcance para rescatar a los judíos en Grecia, Bulgaria y otros lugares. No tenemos documentación. Tenemos informes personales de personas que lo conocieron; tenemos testimonios de supervivientes que saben que él intervino a su favor”. Una vez más, el Arzobispo Roncalli no pedía nada a cambio. Otorgaba estos documentos como pasaportes a la libertad que salvaban vidas sin ninguna coerción religiosa, como pedir la conversión.
En 1944, Estados Unidos se dedicó de manera tardía al rescate. Ira Hirschmann, el representante de la Junta de Refugiados de Guerra fue enviado a Turquía con instrucciones especiales. Estaba autorizado a tratar directamente con el enemigo, una encomienda que ni siquiera los embajadores americanos tuvieron, incluido Lawrence Steinhart en Ankara. Utilizó su autoridad para presionar a Rumania a que desmantele los campos en Transnitria y para que envíe alrededor de 3000 niños a Palestina vía Turquía. Trabajando con enviados judíos y junto a Roncalli, hacia el final de la guerra, alrededor de 20.000 judíos fueron enviados a Palestina vía Turquía.