El doctor José Alperovich acaba de jurar como gobernador de la provincia de Tucumán. Y no, como es costumbre en Argentina, sobre los Evangelios, sino sobre el Tanaj, la Biblia hebrea de tres libros que incluye la Torá. ¿Qué tienen en común el flamante gobernador de Tucumán y Lionel de Rothschild, elegido para ingresar al Parlamento británico a mediados del siglo XIX?
Ambos hicieron historia. Elegido por la circunscripción de Londres para ingresar a la Cámara de los Comunes en 1847, Lionel de Rothschild no pudo asumir su cargo por la sencilla razón de que para ello debía jurar sobre el Nuevo Testamento, la Biblia cristiana. Rotschild señaló que no haría tal cosa. Era judío y, por lo tanto, quería extender su mano sobre la Biblia hebrea.
Benjamín Disraeli, miembro de la Cámara de los Comunes y quien fuera más tarde uno de los más prominentes primeros ministros de la historia británica, le dio a Rothschild todo su apoyo interponiendo, antes que razones de tolerancia, la deuda que el cristianismo y Gran Bretaña tenían con el pueblo judío.
A pesar de que Disraeli era de origen judío, y se sentía orgulloso de serlo, había sido bautizado por su padre cuando adolescente. Por lo tanto, no había encontrado obstáculos para ser miembro del Parlamento una década antes.
Pasaron once años hasta que la Cámara de los Lores realizó los cambios legales necesarios para que una persona judía pudiera jurar sobre la Biblia hebrea para ingresar al Parlamento.En 1858, Lionel de Rothschild finalmente estuvo en condiciones de sentarse en su banca, en una de las más memorables escenas de la historia parlamentaria británica.
Lo hizo acompañado por Disraeli, quien tanto había luchado para que ese momento se convirtiera en realidad.Por su parte, José Alperovich también se negó a jurar sobre el Nuevo Testamento. Como Rothschild, pidió jurar sobre la Biblia hebrea.
Su solicitud, sin embargo, apelaba a la letra de la Constitución argentina que prescribe que cualquier persona puede asumir como Presidente de la Nación, independientemente de su fe.
Mientras que Alperovich pidió que la letra de la Constitución tucumana se amoldara a lo que señala la Constitución Nacional, Rothschild tuvo que esperar a que la ley británica se modificara para poder asumir.
* Yoav Tenembaum es historiador, Vicepresidente de la Fundación Raoul Wallenberg
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