En el país no tuvo repercusión una audiencia privada que el Papa concedió a 160 rabinos y representantes judíos de todo el mundo, que lo visitaron para agradecerle su contribución a la reconciliación entre los hijos de Abraham y a la lucha contra el antisemitismo.
El encuentro fue pedido por la Pave the Way Foundation (Fundación para preparar el terreno), con el fin de celebrar los 40 años de la declaración ”Nostra Aetate”, del Concilio Vaticano II, del 28 de octubre de 1965, que abrió nuevas perspectivas a las relaciones entre judíos y católicos.
El rabino Jack Bemporad, del Centro para el Entendimiento Interreligioso, se mostró convencido de que Juan Pablo II ”será considerado el gran sanador de las relaciones entre judíos y católicos”. Y señaló que rabinos de todo el mundo, de todas las ramas del judaísmo, llegaban al Vaticano para dar gracias a Juan Pablo II y a la Iglesia ”por lo que han hecho para construir puentes y respeto recíproco”.
Los rabinos recitaron una plegaria en honor del Papa y éste invocó para ellos bendiciones del Todopoderoso y el don de la paz, en inglés, para concluir en hebreo: ”Shalom aleichem”.
Entre otros, estaban Shmuel Sirat, de Francia, ex rabino jefe en Europa; Adam Mintz, presidente del consejo de rabinos de Nueva York, y Joseph Arbid, rabino de la gran sinagoga de Roma. Se recordó la visita del Papa a ese centro, a Auschwitz y al Muro de los Lamentos. El presidente de la fundación visitante, Gary Krupp, dijo que por su tenaz búsqueda de la reconciliación de todos los creyentes, Su Santidad es la personificación del ”espíritu de Aarón, el sumo sacerdote, del antiguo Israel”. Krupp deseó que judíos, cristianos y musulmanes, los tres hijos de Abraham, se unan en una causa común y eleven su voz contra ”los que difaman a Dios cometiendo inútiles actos de violencia en su santo nombre”.
Un viejo propulsor del diálogo entre judíos y católicos, Baruj Tenembaum, argentino, fundador de la Fundación Raoul Wallenberg, consideró ”un día histórico” el de este encuentro en una entrevista que publicó la agencia católica Zenit, de Roma.