Somos una generación atravesada de cicatrices. Hace un par de semanas recordamos el Día de la Shoá, el día del Holocausto. Quisiera traer hoy a Memoria Activa el recuerdo de un hombre singular vinculado en aquellos días al compromiso, es decir, vinculado al espíritu de esta plaza de la memoria, de la responsabilidad y de la dignidad.
Su nombre era Arthur Zyguelboim, uno de los líderes del partido socialista judío BUND en la Polonia anterior al estallido de la Segunda Guerra Mundial. Como recordarán, cuando las tropas alemanas invadieron Varsovia, impusieron a la numerosa población judía de esa ciudad la constitución de un Consejo Judío conformado por líderes de la comunidad, un IUDNRAT, cuyo rol sería hacerse cargo de que se cumplan las sucesivas imposiciones nazis. Y una de las primeras imposiciones nazis a ese Iudnrat fue que se hiciese cargo de organizar y dirigir el voluntario ingreso de todos los judíos de esa ciudad y sus suburbios, a un recinto cercado por altos muros, un ghetto, el tristemente célebre Ghetto de Varsovia.
Arthur Zyguelboim, integraba ese primer Iudnrat de Varsovia como representante del BUND. Entre paréntesis, la generalización demonizó y maldijo el término ”Iudnrat”, por más que no todos los consejos judíos de los ghettos fueran iguales y por más que algunos de ellos dieran pruebas de verdadero compromiso y heroísmo. Pero volviendo a lo nuestro, como reacción a la orden nazi de que el Iudnrat de Varsovia, del que él formaba parte, dirigiese y supervisase el voluntario encierro de los judíos, Arthur Zyguelboim, en un inflamado discurso ante sus colegas primero y en una plaza ante la población judía varsoviana después, reclamó que de ninguna manera fuesen los judíos a encerrarse voluntariamente entre los muros de un ghetto.
Cuando el resto del Consejo Judío decidió acatar la orden nazi, Zyguelboim renunció al Iudnrat y presionado por su partido, salió del territorio ocupado y se radicó en Londres integrado al gobierno polaco en el exilio.
Su obsesión allí era alertar al mundo acerca de lo que estaba ocurriendo con los judíos en Europa y exigir una reacción que detuviese la multimillonaria masacre que en esos mismos momentos estaba siendo ejecutada. Para comprobar cuál era realmente la situación, la dirección londinense del gobierno polaco en el exilio envió a Polonia a Jan Karski, en calidad de correo secreto. En octubre de 1942 entró Jan Karski clandestinamente a Varsovia entrevistando allí a dirigentes de lo que quedaba de la comunidad judía. A su vuelta a Londres ratificó Jan Karski todo lo relatado por Zyguelboim. Traía además un mensaje de los judíos polacos. Estos exigían que sus líderes en el mundo libre se dirigiesen a las agencias noticiosas y a los entes gubernamentales ingleses y americanos, demandándoles garantías de que harían lo posible por salvar lo que quedaba aún del judaísmo europeo; y también, si hiciese falta para presionar a los gobiernos y a los medios, los judíos polacos exigían que esos líderes del mundo libre declaren una huelga de hambre, dejándose morir llegado el caso, con tal de sacudir la indiferencia del mundo y movilizar su conciencia.
¿Qué hubiese sucedido si los judíos de Varsovia se hubiesen negado a entrar voluntariamente al ghetto? ¿Qué hubiese sucedido si los líderes judíos del mundo libre hubiesen declarado entonces una masiva huelga de hambre para forzar a los gobiernos aliados a salir de su indolencia asesina?
No podemos saberlo, pero lo cierto es que nada de eso sucedió. Y cuando en abril del ’43 se supo del Levantamiento del Ghetto de Varsovia, ahogado por la brutal represión nazi, sin que hubiese reacción alguna de los gobiernos del mundo, en repudio y protesta decidió Arthur Zyguelboim quitarse la vida. Lo hizo allí, en Londres, a los 49 años, el 12 de mayo de 1943, hacen hoy exactamente sesenta años. En su carta de despedida decía, entre otras cosas:
”No puedo guardar silencio. No puedo seguir viviendo mientras los restos de la población judía de Polonia, de los que soy un representante, están pereciendo. Mis amigos del ghetto de Varsovia murieron con las armas en la mano en una última y heroica batalla. No fue mi destino morir junto con ellos, pero les pertenezco. Con mi muerte quiero lanzar mi última protesta contra la pasividad con que el mundo está contemplando y permitiendo el exterminio del pueblo judío.
”Mi vida pertenece al pueblo judío de Polonia y, por lo tanto, a él la ofrendo. Deseo que el puñado que queda, de los tantos millones de judíos polacos, puedan sobrevivir para ver junto con el pueblo polaco, la liberación que transforme a ese país en un mundo de libertad, justicia y socialismo. Creo que surgirá esa Polonia y que advendrá un mundo así. Digo adiós a todos y a todo cuanto amé.”
Arthur Zyguelboim
Estoy muy lejos de poder ni de querer juzgar a la población judía de Varsovia o ese primer Iudnrat, porque no sé cómo hubiese obrado uno mismo allí, en esa circunstancia. Pero creo sí que algo aprendimos de la historia, y creo que Memoria Activa constituye el ejemplo de ese aprendizaje: Un conjunto de judíos que en una situación crítica no aceptó encerrarse en su ghetto, salió a la calle y sigue en la calle todavía, reclamando en voz alta, de igual a igual, su derecho ciudadano judío y argentino, a la verdad, a la igualdad, a la memoria y a la justicia.
*Eliahu Toker es Escritor. Discurso pronunciado el lunes 12 de mayo de 2003 en Plaza Lavalle, durante la reunión de ”Memoria Activa”.