”El asesinato premeditado internacional, como lo planeó y practicó Hitler contra los pueblos de Europa, debe ser formulado dentro del alcance y jurisdicción del derecho internacional futuro. Este es un problema serio que deberá enfrentar el mundo venidero.”
Este artículo apareció por primera vez durante la Segunda Guerra Mundial en la publicación de FREE WORLD en abril de 1945 – ”Una revista no proselitista dedicada a las Naciones Unidas y a la Democracia,” publicada en cinco idiomas. [Free World, Vol. 4 (Abril, 1945), p. 39- 43]
El artículo resumía, para una audiencia popular, los conceptos que Lemkin presentó originalmente en el capítulo 9 de Axis Rule in Occupied Europe, publicado por la Fundación Carnegie para la Paz Internacional en noviembre de 1944.
Traducción del Dr. Gonzalo Rodrigo Paz Mahecha, miembro del Grupo de Investigación Luís Carlos Pérez* de la Universidad Santiago de Cali, Facultad de Derecho. Cali, Colombia.
Genocidio – Un crimen moderno
”Uno de los grandes errores de 1918, fue el de perdonar la vida civil de los países enemigos, por cuanto es necesario, para nosotros los alemanes, sobrepasar siempre el número de los pueblos de las países contiguos, por lo menos en el doble. Estamos por lo tanto obligados a destruir al menos una tercera parte de sus habitantes. El único medio es la desnutrición organizada, la cual, en este caso, es mejor que las ametralladoras.”
Quien hablaba era Marshal von Rundstedt dirigiéndose a la Academia de Guerra del Reich en Berlin en 1943. Ël sólo estaba imitando al Fuhrer quién había dicho, ” Los instintos naturales ordenan a todos los seres vivos no sólo vencer a sus enemigos, sino también destruirlos. En el pasado, la prerrogativa del vencedor era la de destruir tribus enteras, pueblos enteros.”
Hitler tenía razón. El crimen del Reich en cuanto a destruir despiadada y deliberadamente pueblos enteros no es totalmente nuevo en el mundo. Lo que es nuevo en el mundo civilizado es la forma como lo hemos llegado a concebir. Es tan nuevo en las tradiciones del hombre civilizado, que éste no tiene un nombre para definirlo.
Es por esta razón que me tomé la libertad de inventar la palabra ”genocidio.” El término proviene de la palabra griega genes que significa tribu o raza y del latín cide que significa matanza. El genocidio, suficientemente trágico, debe ocupar su lugar en el diccionario del futuro, al lado de otras palabras trágicas como homicidio e infanticidio. Como lo ha sugerido Von Rundstedt, el término no necesariamente significa matanzas masivas, sin embargo, puede querer decir eso.
Más comúnmente se refiere a un plan coordinado dirigido a la destrucción de los fundamentos esenciales de la vida de grupos nacionales, de modo que estos grupos se marchiten y mueran como plantas que han padecido una plaga. El objetivo se puede cumplir a través de la desintegración forzada de instituciones políticas y sociales, de la cultura del pueblo, de su idioma, de sus sentimientos nacionales y de su religión. Se puede alcanzar con la destrucción de todas las bases de la seguridad personal, de la libertad, de la salud y de la dignidad. Cuando estos medios fallan, siempre es posible utilizar las ametralladoras como último recurso. El genocidio está dirigido contra un grupo nacional como una entidad y el ataque a individuos es solo secundario a la aniquilación del grupo nacional al cual pertenecen.
Términos tales como ”desnacionalización” o ”germanización” que han sido utilizados hasta ahora, no transmiten adecuadamente toda la fuerza del nuevo fenómeno del genocidio. Significan sólamente la sustitución del patrón nacional original por el patrón nacional del opresor, pero no la destrucción de la estructura biológica y física del grupo oprimido.
Filosofía del genocidio
Alemania ha transformado una barbarie antigua en un principio de gobierno, dignificando el genocidio como un propósito sagrado del pueblo alemán. El nacionalsocialismo es la doctrina de la superioridad biológica del pueblo alemán. Mucho antes de la guerra, los líderes nazis estuvieron anunciando al mundo y haciendo propaganda entre los mismos nazis, desvergonzadamente, del programa genocida que habían elaborado. Como Hitler y Von Rundstedt, el filósofo oficial nazi Alfred Rosenberg declaró ” La historia y la misión del futuro ya no significan la lucha de una clase contra otra, la lucha del dogma de la Iglesia contra el dogma, sino el conflicto entre sangre y sangre, raza y raza, pueblo y pueblo.” A medida que la maquinaria de la guerra alemana puso a más y más naciones derrotadas bajo el control total de las autoridades nazis, sus poblaciones civiles se vieron expuestas a la aplicación metódica y sedienta de sangre del programa genocida alemán.
Una jerarquía de valores raciales determinó el destino final de muchos pueblos que cayeron bajo el dominio alemán. Los judíos debían ser aniquilados por completo. Los polacos, los eslovenos, los checos, los rusos y todos los otros pueblos eslavos inferiores debían ser mantenidos en los niveles sociales más bajos. Aquellos que se consideraban consanguíneos, los daneses, los noruegos, los alsacianos, etc., tenían la alternativa de entrar a la comunidad alemana casándose con el ”germanismo” o de compartir el destino de los pueblos inferiores.
Técnicas de genocidio
Todos los aspectos relacionados con las condiciones de ser una nación estuvieron expuestos a los ataques de la política genocida.
POLÍTICO
Se buscaba debilitar la cohesión política de los países vencidos, dividiéndolos en zonas herméticamente cerradas y más o menos autónomas, como las cuatro zonas de Francia, las diez zonas de Yugoslavia y las cinco zonas de Grecia; dividiendo sus territorios para crear Estados títere, como Croacia y Eslovaquia; separando territorio para incorporarlo al Gran Reich, como se hizo con Polonia Occidental, Alsacia y Lorena, Luxemburgo y Eslovenia. Se crearon fronteras artificiales para evitar la comunicación y la ayuda mutua entre los grupos nacionales involucrados.
En las áreas anexadas de territorio occidental, Luxemburgo, Alsacia y Lorena, Eupen, Malmedy, Moresnet, las administraciones locales fueron remplazadas por una organización administrativa alemana. El sistema legal fue reformado hacia el modelo alemán. Comisionados Especiales para el fortalecimiento del germanismo, adscritos a cada administración, coordinaban las actividades diseñadas para fomentar y promover el germanismo. Estos eran asistidos por habitantes locales de origen alemán, quienes debidamente registrados y acreditados, sirvieron como un núcleo del germanismo y disfrutaron de privilegios especiales con respecto a raciones de comida, empleo y posición.
Con la creación de gobiernos títere, como en Grecia, Noruega y Francia, y el apoyo a partidos nacionales nazis, las lealtades nacionales se deterioraron. Las personas, como en el caso de los polacos, que no podían alcanzar la dignidad de abrazar el germanismo, fueron expulsadas del área y su territorio (Polonia occidental) debía ser germanizado por colonización.
SOCIAL
La estructura social de una nación es vital para su desarrollo nacional. Por lo tanto, el ocupante intentó producir cambios que debilitaron los recursos espirituales nacionales. El punto focal de este ataque ha sido la intelectualidad porque este grupo provee gran parte del liderazgo. En Polonia y Eslovenia, los intelectuales y el clero fueron en gran medida asesinados o apartados para realizar trabajos forzados en Alemania. Los intelectuales y la resistencia de todos los países ocupados fueron señalados para ser ejecutados. Incluso entre los holandeses con lazos de consanguinidad, fueron asesinados unos 23.000, la mayoría de ellos siendo líderes de sus comunidades.
CULTURAL
Los alemanes buscaron eliminar todo aquello que recordara los patrones culturales anteriores. En las áreas anexadas se suplantó el idioma local, los nombres de las personas, de lugares, los avisos públicos y las inscripciones por inscripciones alemanas. El alemán debía ser el idioma de las cortes, de las escuelas, del gobierno y de la calle. En Alsacia y Lorena y en Luxemburgo no se permitió ni siquiera la enseñanza del francés en las escuelas primarias. La función de las escuelas era preservar y fortalecer el nazismo. La asistencia a una escuela alemana era obligatoria en toda la primaria y durante tres años de secundaria.
En Polonia, aunque los polacos podían recibir formación vocacional, se les negó la formación en humanidades dado que ello podría estimular un pensamiento nacional independiente. Se establecieron controles estrictos con el fin de prohibir la expresión artística de una cultura nacional. No sólo se supervisaba de cerca a la radio, a la prensa y a las ciudades, sino que cada pintor, músico, arquitecto, escultor, escritor, actor y productor teatral requería una licencia para continuar con sus actividades artísticas.
RELIGIOSO
Dondequiera que la religión representaba una influencia decisiva en la vida nacional, se socavó el poder de la iglesia por varios medios. En Luxemburgo, los hijos mayores de 14 años estaban protegidos por ley frente a cualquier crítica por renunciar a sus afiliaciones religiosas para convertirse en miembros de organizaciones juveniles nazis. En el Estado títere de Croacia, se creó una Iglesia Ortodoxa independiente para los serbios, pero dominada por los alemanes, con el fin de destruir en forma definitiva los lazos espirituales con el Patriarca en Belgrado. Con la violencia y la minuciosidad reservadas para los polacos y los judíos, la propiedad de la iglesia polaca fue objeto del pillaje y del saqueo y el clero estuvo sometido a una persecución constante.
MORAL
Junto con socavar la influencia religiosa, siguieron ardides para la degradación moral de los grupos nacionales. Las publicaciones y películas pornográficas les fueron impuestas a los polacos. El alcohol se mantuvo a un precio bajo aunque los alimentos se ponían caros y los campesinos eran legalmente obligados a aceptar licor en pago por la producción agrícola. Aunque las casa de juego estaban prohibidas bajo la ley polaca, las autoridades alemanas no sólo permitieron que comenzaran a funcionar, sino que moderaron la que de otro modo sería una ley estricta de toque de queda.
ECONÓMICO
El propósito genocida que se tenía al destruir o degradar las bases económicas de los grupos nacionales era el de disminuir los estándares de vida y afilar la lucha por la existencia, de modo que no quedaran energías para pensar en una vida nacional o cultural. Los judíos fueron privados inmediatamente de los medios esenciales de existencia al expropiarles bienes y negarles el derecho al trabajo. La propiedad polaca fue confiscada en la Polonia occidental anexada y a los polacos les fueron negadas las licencias para practicar el comercio o fabricar artesanías, reservando de esta manera el comercio a los alemanes. El Post Office Savings Bank en Polonia occidental, tomado por las autoridades ocupantes, aseguró la superioridad financiera de los alemanes al pagar depósitos sólo a alemanes certificados. En Eslovenia, se liquidaron las cooperativas financieras y las asociaciones agrícolas. La aceptación del germanismo entre los pueblos consanguíneos (luxemburgueses, alsacianos) era el criterio que determinaba la
participación en la vida económica.
BIOLÓGICO
La política genocida fue previsora así como inmediata en sus objetivos. Por una parte, se estimulaba un aumento en la tasa de natalidad, legítima o ilegítima, al interior de Alemania y entre la Volksdeutsche en los países ocupados. Se ofrecían subsidios para los hijos de militares alemanes y mujeres con vínculos de sangre como las holandesas y las noruegas. Por otra parte, se utilizó todo tipo de medio para disminuir la tasa de natalidad entre los ”inferiores raciales”. A millones de prisioneros de guerra y a trabajadores forzados, de todos los países derrotados en Europa, se les mantuvo alejados de sus esposas. Los polacos en la Polonia anexada encontraron obstáculos para casarse entre ellos. La desnutrición crónica, creada deliberadamente por el ocupante, estaba dirigida no sólo a reducir la tasa de natalidad, sino también a aumentar el índice de mortalidad infantil. Se planeaba, de esta manera, que las generaciones venideras fueran predominantemente de sangre alemana, capaces de aplastar a todas las otras razas por un número categórico.
FÍSICO
La técnica más directa y drástica en el genocidio es simplemente el asesinato. Puede tratarse del asesinato lento y científico por hambre masiva o del asesinato rápido y no menos científico de exterminio masivo en cámaras de gas, de las ejecuciones a gran escala o de la exposición a la enfermedad y al agotamiento. Las raciones de comida se establecieron sobre principios raciales para todo el territorio bajo el dominio alemán; en 1943 iban desde un 93% de la dieta preguerra para los habitantes alemanes hasta el 20% de la dieta preguerra para la población judía. Una escala, graduada cuidadosamente, proporcionaba raciones de proteína del 97% a los alemanes, 95% a los holandeses, 71% a los franceses, 38% a los griegos y 20% a los judíos. En cuanto a la grasa, que presentaba la mayor escasez, las raciones eran del 77% para los alemanes, 65% para los holandeses, 40% para los franceses y 0,32% para los judíos. Se crearon deficiencias vitamínicas específicas con una base científica.
El aumento en la tasa de mortalidad entre los diferentes grupos refleja este programa de alimentación. La tasa de mortalidad en Holanda fue del 10 por mil, en Bélgica del 14 por mil, en Bohemia y Moravia del 13,4 por mil. La mortalidad en Varsovia fue de 2.160 arios en septiembre de 1941, comparada con 800 en septiembre de 1938 y para los judíos en Varsovia de 7.000 en septiembre de 1941, en contraste con 306 en septiembre de 1938.
Los artículos de primera necesidad en invierno, tales como ropa abrigada, cobijas y leña, les fueron retenidos o decomisados a los polacos y a los judíos. Comenzando con el invierno de 1940-1941, los judíos en el gueto de Varsovia no recibieron ningún combustible en absoluto. Incluso se les privó de recibir aire puro (a los judíos hacinados en los guetos se les prohibió el uso de parques públicos). El reporte oficial de la Junta de Refugiados de Guerra, publicado en noviembre de 1944, y la nueva evidencia abrumadora que diariamente aparece de las brutales matanzas masivas que han tenido lugar en los ”campos de la muerte” de mala fama como Maidanek y Auschwitz son indicios suficientes del alcance que tiene el programa alemán.
Sólo en Birkenau, entre abril de 1942 y abril de 1944, aproximadamente 1.765.000 judíos fueron asfixiados con gas. Unos 5.600.000 judíos y cerca de 2.000.000 de polacos han sido asesinados o han muerto como resultado de las políticas de exterminio. Comunidades enteras han sido exterminadas. Se estima, por ejemplo, que de los 140.000 judíos holandeses que vivían en Holanda antes de la ocupación, sólo sobreviven unos 7.000, habiendo sido transferido el resto a Polonia para ser asesinados.
Implicaciones internacionales
¿Por qué el genocidio debería ser reconocido como un problema internacional? ¿Por qué no tratarse como un problema interno de cada país si se comete en tiempo de paz o como un problema entre beligerantes si se comete en tiempo de guerra?
Las prácticas de genocidio, en cualquier, lugar afectan los intereses fundamentales de todas las personas civilizadas. No se pueden aislar ni localizar sus consecuencias. Tolerar el genocidio es admitir el principio de que un grupo nacional, por su supuesta superioridad racial, tiene el derecho de atacar a otro. Este principio invita a la expansión de tales prácticas más allá de las fronteras del Estado atacante y eso significa guerras de agresión.
La enfermedad de la criminalidad es contagiosa si no se refrena. Las minorías de un tipo o de otro existen en todos los países, protegidas por el orden constitucional del Estado. Si se tolera la persecución de cualquier minoría el alguna parte, los propios fundamentos morales y legales del gobierno constitucional pueden verse sacudidos.
El comercio internacional depende de la confianza que se deposita en la habilidad de los individuos partícipes en el intercambio de bienes para cumplir con sus obligaciones. Las confiscaciones arbitrarias y generales, de las propiedades y los derechos económicos de grupos enteros de ciudadanos, los priva de la posibilidad de cumplir con sus obligaciones con ciudadanos de otros Estados, quienes son penalizados por esa razón.
El retiro de los derechos ciudadanos e incluso la expulsión de grupos minoritarios completos a otros países crean una fuente de fricción internacional. La expulsión de residentes legales de Alemania antes de esta guerra ha creado fricción con los países vecinos a los cuales fueron expulsadas estas personas. Además las persecuciones masivas generan forzosamente vuelos masivos. Así, la migración normal entre los países adquiere dimensiones patológicas.
Todo nuestro patrimonio cultural es un producto de los aportes de todos los pueblos. Esto lo podemos entender mejor si reconocemos qué tan empobrecida estaría nuestra cultura si a los llamados pueblos inferiores condenados por Alemania, como los judíos, no se les hubiera permitido crear la Biblia o dar a luz a un Einstein, a un Spinosa; si los polacos no hubieran tenido la oportunidad de entregarle al mundo un Copérnico, un Chopin, una Curie, los checos un Huss y un Dvorak; los griegos un Platón y un Sócrates; los rusos un Tolstoi y un Shostakovich.
Salvaguarda y correctivos
EL significado de la política de genocidio para el orden mundial y la cultura de la humanidad es tan grande que se hace urgente idear un sistema de salvaguarda. El principio de la protección internacional a las minorías fue proclamado en tratados sobre minorías, posteriores al de Versalles.
Estos tratados, sin embargo, fueron inadecuados puesto que estaban limitados a unos pocos países recientemente creados. Aquellos se establecieron, principalmente, con el objetivo de proteger los derechos políticos y civiles, más que la estructura biológica de los grupos involucrados; la maquinaria de aplicación de tales derechos políticos estaba tan incompleta como aquella de la Liga de Naciones.
Bajo dichas condiciones, la política de genocidio iniciada por Alemania, sobre sus propios ciudadanos judíos en 1933, se tomó como un problema interno que el Estado alemán, como un poder soberano, debía manejar sin interferencia de otros Estados.
Aunque el reglamento de La Haya trataba la protección de civiles bajo el control de ocupantes militares, no previó todos los métodos ingeniosos y científicos que desarrolló Alemania en esta guerra.
El genocidio es un fenómeno demasiado desastroso como para quedar en una ley fragmentaria. Debe existir un mecanismo de cooperación internacional para el castigo de los culpables.
El crimen del genocidio incluye los siguientes elementos:
- La intención de los agresores es destruir o degradar un grupo nacional, religioso o social entero atacando a los miembros de ese grupo.
- Este ataque constituye una amenaza seria ya sea a la vida, a la libertad, a la salud, a la existencia económica o a todas ellas.
- Los criminales pueden ser representantes del Estado o de grupos sociales o políticos organizados.
- La responsabilidad debe recaer tanto en los individuos que dan las órdenes como en quienes las ejecutan.
- Se debe prevenir que el culpable alegue en su defensa que ha estado actuando bajo las leyes de su país, dado que los actos de genocidio deben declararse opuestos al derecho internacional y a la moralidad.
- Dado que las consecuencias del genocidio son internacionales, en sus implicaciones, se debe internacionalizar la represión del genocidio. El culpable debe ser responsable no sólo en el país en el cual se ha cometido el crimen, sino también en el país donde fuere arrestado. El país donde fuese encontrado podrá juzgarlo o extraditarlo.
- Puesto que no se puede confiar a un país, que lleva a cabo una política de genocidio, el juicio de sus propios criminales, dichos criminales deberán someterse a juicio en una corte internacional. Eventualmente, deberá establecerse una cámara especial dentro del marco del Tribunal Internacional de Justicia. El crimen del genocidio debe ser incorporado a los códigos penales de todos los Estados, por medio de un tratado internacional, que proporcione una base legal sobre la cual proceder.
- También se propone que se modifique el Reglamento de La Haya con el fin de extender a las naciones cautivas los controles que provee la Convención de julio de 1929 para el tratamiento de los prisioneros de guerra. Los intentos por rescatar o aliviar el sufrimiento de las naciones cautivas han tenido obstáculos por la falta de una información precisa.
Alemania nos ha recordado que la ciencia y la civilización no han borrado la barbarie del animal humano. Tan sólo la han armado con instrumentos más eficientes. Debemos recurrir a todas nuestras instituciones sociales y legales para proteger nuestra civilización del ataque violento de esta barbarie despiadada en las próximas generaciones.
RAPHAEL LEMKIN es polaco, pero su punto de vista es internacional y su opinión sobre la amenaza nazi no es tan reciente. Este antiguo especialista de la Liga de Naciones fue miembro de la Oficina Internacional para la Unificación del Derecho Penal. En la Conferencia de 1933, en Madrid, presentó la primera propuesta para prohibir el nazismo, declarándolo un crimen. Su idea era que cualquier nazi que pisara suelo extranjero debía ser castigado por el gobierno del país al que hubiera entrado.
El Dr. LEMKIN, ahora profesor en la Universidad Duke, ha prestado sus servicios a los Estados Unidos como consultor en guerra económica y en gobierno militar. Su artículo al respecto acuña una nueva palabra para el diccionario inglés, correspondiente a la brutalidad organizada nazi. La llama genocidio.
* El grupo de investigación está integrado por los Dres. Edgar Saavedra Rojas, Gonzalo Rodrigo Paz Mahecha, Julián Rivera Loaiza y Julián Andrés Durán Puentes.