Fué creado en 1943 y administrado por la Cruz Roja
Fueron redactados por la burocracia nazi. Mencionan a 18 millones de víctimas. Van a estar a disposición de los investigadores hacia fin de año.
Los registros de tratamientos dentales y experimentos médicos a los que eran sometidos los prisioneros de campos de concentración. Las causas de la detención y de la muerte de los presos. O las libretas de pago a los trabajadores forzados. Todos estos documentos redactados por la burocracia nazi quedarán en breve a disposición de investigadores.
Ayer, la comisión internacional que administra el mayor archivo del mundo sobre las víctimas del nazismo decidió permitir a los historiadores hurgar en los 50 millones de documentos que se guardan en la pequeña localidad alemana de Bad Arolsen, al oeste del país.
El llamado ”archivo del Holocausto” es único porque reúne todas las actas de los perseguidos, prisioneros y desplazados por los nazis que pudieron reunir los aliados durante y después de la Segunda Guerra Mundial. En ellas figura el nombre, la fecha de nacimiento y el motivo de encarcelamiento de 18 millones de personas que fueron víctimas de la maquinaria de muerte nazi en toda Europa. Y en sus estanterías, que tendidas a lo largo ocuparían 25 kilómetros, figuran todos los campos de concentración y exterminio, desde la A de Auschwitz a la T de Treblinka.
Llevó diez años tomar la decisión de la apertura del archivo, cuyo nombre oficial es Servicio Internacional de Búsqueda. Administrado por la Cruz Roja Internacional, que nombra a su director, es vigilado por once países firmantes de un tratado que data de 1955. Representantes de Alemania, Bélgica, Francia, Grecia, Gran Bretaña, Israel, Luxemburgo, Italia, Holanda, Polonia y Estados Unidos acordaron anoche en Luxemburgo que modificarán este texto de creación del archivo. Luego habrá que esperar que los Parlamentos de los once países ratifiquen el texto, para que a fin de año los investigadores puedan acceder a los documentos.
Creado originalmente por los aliados en 1943 con el fin de encontrar a personas desplazadas durante la Segunda Guerra Mundial, el archivo es financiado por Alemania. Y aunque en principio estaba previsto que funcionara durante sólo cinco años, su misión va cambiando con el tiempo y está lejos de agotarse. El año pasado recibió más de 150 mil pedidos de búsqueda.
Al comienzo, el Servicio Internacional de Búsqueda de Arolsen sirvió para rastrear a los familiares y seres queridos ”perdidos” durante la guerra. Pero con la caída del Telón de Acero hubo un aluvión de solicitudes de países de la antigua órbita soviética cuyos ciudadanos querían probar que habían estado en campos de concentración u obligados a trabajos forzosos, para cobrar una jubilación o una compensación económica.
Un ucraniano, por ejemplo, obtuvo una indemnización gracias a que en Bad Arolsen se encontraban las listas de prisioneros con piojos del campo de concentración de Gross Rosen. Allí constaba que él, Piotr, había tenido dos piojos el 26 de enero de 1945. Aunque cada vez menos, siguen llegando cartas y solicitudes enviadas desde países de inmigración como Argentina.
Hasta ahora, sin embargo, sólo se podía dar información a los involucrados o a sus familiares. Toda persona que sepa, por ejemplo, que alguno de sus antepasados había estado en un campo de concentración y quisiese probarlo mediante un documento puede escribir a Bad Arolsen para preguntar si su pariente consta allí en algún papel de la burocracia nazi. No siempre la búsqueda da resultado: en Bad Arolsen aún hay 407 mil casos sin resolver.
Desde 1996, los investigadores interesados pueden trabajar sobre el 2 por ciento del archivo que no se refiere a personas en particular. Pero ahora podrán acceder también al resto de los documentos que se apilan en estantes y ficheros y mencionan a 18 millones de víctimas del régimen nazi. Entre estos papeles están, por ejemplo, la lista de gitanos deportados al campo de exterminio de Auschwitz y su edad, desde bebés hasta octogenarios. O la lista de fallecidos de Buchenwald, con fecha, hora, número de prisionero y efectos personales.
Hacía años que los historiadores pedían que se permitiera el acceso a estos datos, de inmenso valor histórico. Alemania e Italia hasta hace poco se oponían. En abril pasado, no obstante, la ministra de Justicia alemana, Brigitte Zypries, prometió en Washington que su país apoyaría la apertura. La mayor presión en ese sentido la ejercieron el Museo del Holocausto de Washington y el de Yad Vashem, en Israel, que a su vez tienen copias de gran parte de los documentos de Bad Arolsen referidos a judíos, la mayoría de las víctimas de los nazis.
Consultas
Para enviar solicitudes de búsqueda de personas a los archivos en Alemania hay que dirigirse a www.its-arolsen.org (página en inglés, francés y alemán), al correo electrónico itstrace@its-arolsen.org o por carta, a International Tracing Service, Grosse Allee 5-9, 34444 Bad Arolsen, Alemania.