La Nación entrevistó al arquitecto Claudio Vekstein en su particular atelier, en el Pasaje Santamarina del casso histórico de la ciudad: ”Desde que tengo mi otro estudio en Vicente López (donde realiza el 2000 Director Plan de la Costa de Vicente López), éste se transformó en un depósito”, dice Vekstein mientras de una caja comienza a extraer gran cantidad de maquetas. ”Desde 1998, cuando comenzamos con este proyecto, hasta la fecha -prosigue-, el monumento ajustó su forma varias veces, pero hoy sus elementos están bien definidos, sólo restan algunos ajustes.”
Vekstein fue colaborador del arquitecto Amancio Williams, realizó un Master en Alemania con Enric Miralles y Peter Cook, y más tarde, también con Miralles, construyó el Museo de la Rosa en Alemania. Hace poco finalizó otro monumento, el Fin del Milenio Homenaje a Amancio Williams.
-¿Existe relación entre el Monumento a los Justos y otros proyectos u obras arquitectónicas?
-Sí, el concepto arquitectónico inicial sale del Monumento a los Trabajadores Muertos en el Kapp Putsch (1921-1922), en el cementerio de Weimar, de Walter Gropius, y el plástico, de Cambio, una obra land-art de Richard Serra: son seis elevaciones escalonadas que funcionan como horizontes que se insertan y se extienden hacia el horizonte real.
-¿Qué significó para usted realizar este proyecto?
-Siendo de origen judío, aunque no de formación religiosa, tengo mi propia representación del tema, y esto me permite, quizá como sucede en el monumento, atravesarlo un poco desde dentro y fuera a la vez.
Es un privilegio encararlo junto a la arquitecta Vitorgan Maltz de la propia institución, como un lugar de búsqueda y descubrimiento de los Justos en este caso, que lleva a cada uno a terminar encarnando por elección, casi en soledad, su propia posición entre ellos (tanto los justos como los propios judíos perseguidos) en la plataforma.
-¿Qué puede decir de los materiales empleados?
-En su propia austeridad, las diferentes tríadas (los diferentes estados de tierras, por ejemplo) junto con el agua y la luz, son una oportunidad para participar de lo eterno.
- Nota principal: Un espacio para no olvidar
Copyright © 2000 La Nación | Todos los derechos reservados