En 1992 el Gobierno Nacional decidió abrir al público los archivos con documentos sobre las presencias y actividades de nazis en Argentina.
El anuncio concitó el interés del ámbito académico y de la opinión pública en general. Se creyó que muchos interrogantes serían dilucidados y que se conocería finalmente el verdadero lugar que debían ocupar las investigaciones y presunciones elaboradas durante más de cuarenta años.
A pesar de las expectativas creadas por la administracion de entonces, la historia de los nazis en Argentina demostró no estár resuelta aún.
Pocos temas precipitaron la publicación de tanta bibliografía como el concerniente al destino de los criminales de guerra nazis que eludieron el cerco aliado luego de la capitulación del Tercer Reich el 7 de mayo de 1945. Quizás, sólo las especulaciones en torno al destino de Adolf Hitler lo superen.
Centenares, sino miles de libros, fueron publicados; periodísticos, académicos y aún literarios. La fascinación por el misterio suele ser un atractivo difícil de resistir, tanto por los escritores como por los lectores.
Por ello, y a la luz de las revelaciones realizadas por nuevas obras, como Proyecto Testimonio y La Auténtica Odessa, entre otras, el Instituto Goethe y la Fundación Internacional Raoul Wallenberg creyeron pertinente abrir un debate sobre un tema que, lamentablemente y por razones tan misteriosas como su propia naturaleza, no ha sido suficientemente promovido entre el gran público.
En 1998 la Fundación Wallenberg tuvo oportunidad de presentar el libro ”Perón y los alemanes” de Uki Goñi. En aquella ocasión hubo quienes no ahorraron críticas porque, decían, no tenía sentido volver sobre un tema terminado y perturbador. Posteriores publicaciones y revelaciones demostraron que, como quedó dicho, lejos de estar definitivamente archivada, la cuestión volvía una y otra vez a aparecer con fuerza. La emergencia recurrente de la molestia confirma la vigencia de problemas no resueltos.
Los juicios a los criminales de guerra en Nürnberg sentaron un precedente clave: la Obediencia Debida no es un argumento válido tras el cual puedan escudarse los responsables de crímenes de lesa humanidad.
El moderno movimiento mundial por los derechos humanos mucho le debe al fiscal de aquel memorable juicio: el General Telford Taylor. En su libro ”Anatomía de los juicios de Nürnberg”, señala:
”El hecho de que un acusado haya actuado conforme a una órden de su gobierno o de sus superiores no lo libra de responsabilidad, pero puede ser considerado como un atenuante en la sentencia si el tribunal lo determina y la justicia así lo requiere.”
En 1950 las Naciones Unidas codificaron las más importantes conclusiones en los siete ”Principios de Nürnberg” que, desde entonces, han sido adoptados por los sistemas legales de las principales naciones del mundo.
El Instituto Goethe y la Fundación Wallenberg comparten la visión de que es precisamente en casos de extremo riesgo para la vida humana, y en tiempos en que las órdenes prevalecen sobre el razonamiento, cuando la Desobediencia Debida debe ser el motor de la acción que preserve la dignidad y la justicia.
Así lo prueban las conductas de miles de personas que, a riesgo de sus propias vidas y contrariando la vigencia de leyes inmorales, salvaron del exterminio y la aniquilación al prójimo perseguido por su origen étnico, sus convicciones políticas, sus preferencias sexuales, sus creencias religiosas o su pertenencia a un pueblo determinado.
Fueron las luces de un período de largas sombras que tuvo su triste correlato en Argentina.
Para pensar juntos ese difícil capítulo es que estamos hoy aquí reunidos.
El Instituto Goethe y la Fundación Wallenberg agradecen a todos los presentes su asistencia y participación.
Nuevamente, muchas gracias.