Señor Baruj Tenembaum, fundador de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg, Señor Embajador de Suecia, Representantes de autoridades nacionales, eclesiásticas, de la comunidad judía y académicas. Representantes del Cuerpo Diplomático, Empresarios, Periodistas, Señoras y Señores:
Con agradecimiento y emoción me encuentro hoy aquí convocado por la Fundación Intl. Raoul Wallenberg para que todos juntos efectuemos el justo homenaje a este gran hombre. Es mucho lo que se ha dicho y destacado sobre la envergadura y personalidad del ciudadano sueco Raoul Wallenberg. Para mi es uno de los mayores testimonios de humanitarismo a través de la historia de la humanidad.
Considero que el gesto de rendir homenaje anualmente a Raoul Wallemberg es renovar nuestras posiciones a favor de su ejemplo, de la vida y de la entrega de este gran hombre, y a la vez, mantener vivo nuestro compromiso moral y ético ante los crímenes del regimenes totalitarios que azotaron a la humanidad con la premisa de que tales barbaries no deben repetirse nunca más en ningún lugar de la tierra. Por ello deseo destacar la importancia de mantener viva la memoria de estos horrores a los que Raoul Wallemberg se enfrento en su tiempo, de allí mi llamamiento desde lo moral y lo ético para renovar el compromiso ético que nos lego Raúl Wallemberg en la tarea de formación y educación de los jóvenes.
En tiempos en que los medios de comunicación internacionales informan nuevamente sobre hechos deplorables que provienen de posiciones totalitarias que manifiestan desprecio por el valor de la vida y cuando la amplia mayoría de la población mundial toma muy en serio y condena estos hechos es precisamente en estos momentos en que la evocación de personas como Raoul Wallenberg debe alentarnos y fortalecer nuestros valores cívicos para actuar decididamente contra cualquier forma de intolerancia.
Observo dentro de la concurrencia numerosas personalidades del ámbito nacional e internacional y quisiera agradecer a ustedes por su presencia, puesto que con ello estamos ratificando y defendiendo la conciliación y la tolerancia y rechazando cualquier clase de persecución contra personas de convicciones diferentes.
El recuerdo de los horrores del pasado tiene su razón de ser en la obligación de evitar que estos nunca mas se repitan en ningún lugar mundo, este es el legado moral que debemos tomar de Raoul Wallember, el de salvaguardar los derechos humanos y la memoria en pos de un futuro mejor para las generaciones venideras.
Muchísimas gracias.
enero 21, 2009