Muy pocas personas en España y tan sólo algunas en Israel y Argentina saben relacionar el nombre de Julio Palencia con uno de los actos humanitarios más memorables de la Segunda Guerra Mundial. No se estudia en los colegios españoles, y sólo dos o tres libros de historia recogen, a vuelapluma y de refilón, retazos muy incompletos de su hazaña. Como si no tuviera importancia. Como si lo que hizo Julio Palencia pudiera hacerlo cualquiera. Ha sido posible reconstruir los extraordinarios hechos protagonizados por el embajador Julio Palencia gracias a una investigación de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg, organización norteamericana dedicada a fomentar los valores que animaron las gestas de los llamados Salvadores del Holocausto, y a La Vanguardia, que rastreó en archivos de Londres y Washington y halló documentos secretos reveladores sobre el comportamiento de don Julio. Una conducta que la Fundación Raoul Wallenberg acaba de presentar ante Yad Vashem –la institución oficial israelí en memoria de las víctimas del holocausto– con el propósito de que otorgue a Julio Palencia el reconocimiento universal de Justo entre las Naciones.
Julio Palencia, el héroe olvidado
Por Eduardo Martín de Pozuelo para La Vanguardia