Dos supervivientes del campo de concentración de Terezín (en la antigua Checoslovaquia), Ela Weissberger y Thomas Venetianer homenajearon hoy en Montevideo al diplomático sueco Raoul Gustav Wallenberg, quien salvó a miles de judíos del Holocausto.
Los supervivientes participaron en el acto de homenaje a Wallenberg, que tiene un monumento en el Parque Batlle en la capital uruguaya, sobre el que instalaron una ofrenda floral.
Wallenberg, de cuyo nacimiento se celebraron cien años en 2012, salvó con su intermediación ante el régimen pronazi de Hungría la vida de unos 50.000 judíos.
El diplomático sueco les extendió salvoconductos para viajar a su país, contactó con la Cruz Roja Internacional y organizó el transporte de los denominados «autobuses blancos», en los que partieron hacia ese país escandinavo.
La teoría más difundida apunta a que fue detenido a las afueras de Budapest por una patrulla del Ejército Rojo, acusado de espionaje, y su muerte también ha generado controversias.
«Desafortunadamente la humanidad tiene dificultad de aprender, pero todo esto que se hace, también esa actividad (el homenaje) es importante para hacer el cambio del mundo. Son situaciones que eventualmente inspiran a otras personas a hacer algo para mudar el mundo, pero el mundo es muy cruel», sostuvo Venetianer.
El superviviente, que actualmente vive en Sao Paulo, llegó a Montevideo para acompañar el estreno de la ópera infantil Brundibár, que será presentada este miércoles y jueves en la capital uruguaya.
Esta cuenta la lucha de unos niños unidos en contra de Brundibár, un hombre que había abusado de su poder y le quitaba el dinero a unos pequeños que cantaban para obtener recursos y ayudar a su madre enferma.
La obra fue representada 55 veces en el campo de concentración de Terezín antes de que los músicos fueran trasladados a Auschwitz (Polonia), donde fueron asesinados muchos de los niños y actores participantes.
«Lo que hubo en Terezín fue un golpe que los nazis dieron para la opinión mundial. Ellos crearon un campo para mostrar al mundo cómo trataban bien a los judíos. Era una farsa, la verdad es que Terezín fue un campo de concentración tan malo cuanto cualquier otro. Teníamos hambre, frío, enfermedades…», recordó Venetianer.
Se estima que por Terezín pasaron unos 15.000 niños y Venetianer y Weissberger fueron de los pocos que sobrevivieron.
«Yo estuve en el mismo campo que la señora Ela (Weissberger). Ella fue una de las cantantes de esa ópera pero yo llegué a Terezín un mes después de que los niños y niñas del coro, también artistas, fueran deportados para Auschwitz, entonces la primera vez que veo (Brundibár) en un teatro es acá en Uruguay», contó Venetianer.
El impulsor de la ópera infantil «Brundibár» en Uruguay, Eduardo Bartfeld, resaltó que Wallenberg es un ejemplo de solidaridad hacia el prójimo, independiente de cuál sea la lucha.
El ministro de Relaciones Exteriores uruguayo, Rodolfo Nin Novoa, y la Ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz, el cónsul del Reino de Suecia en Uruguay, John Christian Van Rompaey, entre otros altos funcionarios del Gobierno y diplomáticos también asistieron a la ceremonia.