Sr. Director:
Se cumple un nuevo aniversario del nacimiento de Angelo Giuseppe Roncalli, personaje clave de la historia del siglo XX, más conocido como Juan XXIII, «el papa bueno». Había nacido el 25 de noviembre 1881 en Sotto il Monte, Lombardía, Italia. Entre 1958 y 1963 fue el jefe de la Iglesia Católica. En 2014 fue canonizado por el papa Francisco. En los años oscuros del Holocausto, en su carácter de delegado apostólico en Estambul, Roncalli salvó a numerosos judíos de una muerte segura. Su puerta estaba siempre abierta a los emisarios de Palestina e intercedió ante el rey Boris de Bulgaria y el liderazgo de Eslovaquia a favor de los judíos de esos países. También permitió el uso del correo diplomático del Vaticano para transmitir estratégicos documentos de inmigración a su colega el nuncio en Budapest, monseñor Angelo Rotta, quien los distribuía entre los judíos de la capital húngara, invadida por el nazismo. El valor y el humanismo de Roncalli continuaron durante su papado. En 1961, encargó la redacción del revolucionario Decreto sobre los judíos, plataforma sobre la cual se edificó Nostra Aetate (Nuestra Era), declaración que redefinió la relación de la Iglesia con las religiones no cristianas, en particular con el judaísmo, promulgada en 1965 por Pablo VI. El decreto es un documento que, entre otras consideraciones, estipula que ni los judíos que vivieron durante la época de Jesús ni mucho menos las generaciones posteriores pueden ser acusados por la crucifixión y muerte del mesías cristiano. Además, el papa Juan XXIII dio instrucciones precisas para que se eliminara la ofensiva referencia a los «pérfidos judíos» de la liturgia del Viernes Santo.
Roncalli fue un hombre noble y modesto que promovió con el ejemplo los valores de la solidaridad y el coraje cívico.
Eduardo Eurnekian
Baruj Tenembaum
Fundación Raoul Wallenberg
noviembre 27, 2015