“Una de las lecciones más profundas en materia de los derechos de las personas me fue enseñada por mi hija que tenía (en ese momento) 15 años. Ella me dijo: Papá, si quieres saber cuál es el test para los derechos de las personas, pregúntate siempre- sin importar el lugar en el que te encuentres, ni la situación, ni la región del mundo- si lo que pasa es bueno para los niños. Papá, es eso la justicia.“
Con motivo del 60 aniversario de la desaparición de Raoul Wallenberg y en vísperas del 60 aniversario de la Carta Magna de Naciones Unidas sobre la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y de los Principios de Núremberg, el honorable Irwin Cotler, en su alocución, insistió sobre algunas verdades que tienen, por desgracia una inquietante actualidad, más de 10 años después.
A continuación, comparto por este medio, algunos fragmentos traducidos:
“Los niños afectados por el flagelo de la guerra representan una de las tragedias más devastadoras de nuestro tiempo. Las estadísticas sobre los millones de niños traumatizados de por vida por las guerras y los conflictos, además de silenciarse, oscurecen aún más las tragedias. Hablamos de niños que perdieron a sus padres, sus hogares, su escuela, su barrio y todos los elementos básicos para su seguridad.
El modo que usemos para responder sobre la seguridad de los niños definirá cuan integral resultará la revolución del Derecho Humanitario Internacional.
La Carta de Naciones Unidas y los Principios de Nuremberg representaron una revolución del Derecho Internacional; sin embargo, a pesar de su importancia, las atrocidades en masa siguen su expansión y millones de niños siguen perdiendo su infancia, su dignidad y sus derechos básicos, migrando de país en país o ahogándose en el mar. Debemos entonces preguntarnos: ¿Qué aprendimos? y ¿Qué podemos hacer?”
Citando a Edmond Burke, escritor, filósofo y político irlandés (1729- 1797), afirma Cotler: “El medio más seguro para dejar que triunfe el Mal en el mundo es tener un número suficiente de personas buenas que no hagan nada. Tenemos que admitirlo y decírselo a los demás: la indiferencia frente al Mal, es aceptación y complicidad con el Mal … no es sólo abandono de las víctimas, es también alentar al agresor.
Debemos decirle a las víctimas, como lo hizo Raoul Wallenberg «No están solos, estamos con ustedes, los vamos a proteger.»
Hace falta un leadership moral como demostró ser Wallenberg, con voluntad de asumir una posición y no mirar alrededor para ver si alguien se levanta y de ese modo evitar ser uno quien decide.
Raoul Wallenberg nos invita a aprender y a reflexionar sobre la acción organizada que llevó a cabo para dar la ayuda humanitaria y la protección a civiles durante un conflicto armado: ese es el mejor ejemplo de intervención humanitaria”.
Finalizando, Cotler nos convoca: “Debemos hablar en nombre de todos aquellos que no pueden ser escuchados, dar testimonio por todos los que no pueden hablar… debemos, simplemente, transformarnos en los realizadores del Derecho Internacional y el derecho de las personas: éste es el verdadero significado de la protección de la seguridad de las personas.”