La muerte de Tom Lantos, miembro del Congreso de los Estados Unidos, deja al mundo sin una gran figura de los derechos humanos. Era el único sobreviviente del Holocausto en haber ganado una banca en la Cámara de Representantes y presidía la Comisión de Relaciones Exteriores. Lantos nació en Hungria y en su adolescencia conoció el horror de la Segunda Guerra mundial y de la persecución a los judíos por parte de los nazis. Esta campaña de exterminio fue encabezada por Adolf Eichmann, quien fuera enviado por Himmler con ese objetivo a Budapest, y que luego encontraría refugio en la Argentina y trabajo en Tucumán, en el dique Escaba. Fue salvado, como muchos otros perseguidos, por la heroica acción de Raúl Wallenberg, el diplomático sueco que fue destacado en Hungria para tratar de aliviar la situación de los judíos húngaros que finalmente fue detenido por los rusos y desapareció para siempre en las cárceles soviéticas. Emigrado a los Estados Unidos, Lantos desarrollo una carrera política dentro del Partido Demócrata y creó, junto al argentino Baruj Tenenbaum, la Fundación Internacional Raúl Wallenberg, para recordar la acción del diplomático sueco y defender los derechos del individuo. Junto a su esposa Annette, Lantos trabajó incansablemente por los derechos humanos en todo el mundo; en Libia, Rusia, Timor del Este, Burma o Darfur, entre otros destinos, ademas de la Argentina. Quienes compartimos sus ideales evocamos su memoria y, desde Tucumán, le rendimos un homenaje final con afecto y reconocimiento.
José Ignacio García Hamilton
febrero 15, 2008