“¿Con quién hablar este idioma? Es el idioma del pasado, ya no hay nadie”. Dice Cemo, de 110 años, en armenio. Testigo directo de la masacre, el triste anciano tiene una visión trágica del presente y del futuro.
Seguramente no sabe o le cuesta creer que en otras regiones, hay miles de armenios de las nuevas generaciones en una búsqueda activa de sus raíces.
En 1965, el Patriarca armenio de Estambul, consciente de que existían familias recluidas y abandonadas, emprende él mismo una misión, trasladándose en secreto hacia el este, al encuentro de los últimos sobrevivientes. Su objetivo era rescatar a las familias de ese lejano pueblo e intentar reinsertarlas en la cultura. En la misión que duró 15 años, lo acompañaron periodistas del diario Agos y un grupo de protestantes fieles a su vocación de ayuda y asistencia.
En Dersim, región de Tunceli al este de Turquía, los armenios no fueron delatados, siguen ahí, arraigados a la tierra, a su historia y a sus tradiciones.
En Kalan, en las alturas de las colinas, se ven varias casas dónde sus habitantes intentan reconstruir aquello que un siglo atrás fue el barrio armenio. Lo rebautizaron llamándolo “El resto”.
Allí, como en otros rincones del país, se encontraron dos tipos de familias: por un lado aquellos que sabían que sus abuelos eran armenios pero no lo decían en voz alta y se mezclaron adaptándose a la cultura y religión turcas; por otro lado están los que descubrieron sus raíces armenias luego de alguna búsqueda o del hallazgo de un testimonio. Tanto unos como otros se encuentran en una posición difícil frente a la sociedad: para los turcos son armenios, para los armenios son conversos.
A veces en secreto o cuestionados por su familia turca miles de armenios siguen en búsqueda de sus raíces y de la reconstrucción de su identidad armenia. Es como si le respondieran al anciano Cemo “¡No desaparecimos!”
Joven, 16 años: Escuchaba a mis abuelos hablar en un idioma raro, me puse a investigar y descubrí que fueron sobrevivientes del genocidio y convertidos a la fuerza.
Armenak, 55 años: Siempre supe que tenía raíces armenias; hace 5 años me decidí a vivir mi armenidad.
Armen, 52 años: Descubrí que era armenio cuando murió mi padre, revisando los archivos familiares. Cuando él tenía 4 años lo salvó una familia kurda musulmana, lo cuidaron en el seno de su familia. Más tarde le dieron a su hija en matrimonio y dejó de ser Agov para llamarse Abdulah. En los archivos del registro civil de Diyarbakir están las huellas de la islamización de su familia: abuelos cristianos, padre islámico. Armen es benévolo de la iglesia cristiana más antigua de la región- data de 1376- abandonada durante décadas, restaurada con su contribución y a la que visita cotidianamente a pesar de no tener aún un oficio permanente: “Mi corazón sangra en mi interior al ver esta interior vacío, me gustaría tanto que vuelvan los armenios a este lugar”. En ese recinto sagrado, Armen aspira a convertirse al cristianismo algún día.
El presidente del Consejo Espirtual del Patriarcado Armenio trata de responder a esta nueva demanda compleja, evaluando caso por caso: Cuando una persona quiere renunciar a todo lo que dio identidad durante 4 generaciones, uno se pregunta: ¿Cuál es el objetivo?
El objetivo pareciera ser, recuperar una identidad armenia que no se construya solamente en función del genocidio, sino de una cultura ancestral, con su religión, sus artistas, sus creencias, sus prácticas, sus leyendas, sus ideales.
Fuente: Arméniens en quête d´identité https://www.youtube.com/watch?v=5DweaX6-WwU
Mon fils será arménien https://www.youtube.com/watch?v=5Asa8rGyrI4