POR: Baruch Tenembaum / Baruch Tenembaum es un intelectual argentino creador de la Fundación Internacional Raoul Wallenberg, IRWF.
El 4 de agosto de 1912, hace exactamente un siglo, nacía en Suecia Raoul Wallenberg, uno de los héroes más destacados de la historia de la humanidad.
Wallenberg nació en el seno de una de las familias más poderosas de Suecia. El padre de Raoul había fallecido antes del nacimiento de su hijo, y su abuelo paterno, Gustaf, se convirtió en su mentor. Raoul se convirtió en un joven inteligente y aventurero que accedió a una excelente educación, graduándose como arquitecto en la universidad estadounidense de Ann Harbor.
En 1944, el World Refugee Board establecido por el presidente Roosevelt, buscaba desesperadamente al hombre indicado para tratar de salvar a aquellos judíos húngaros que aún no habían sido exterminados por los Nazis y sus colaboradores húngaros. Dicha misión le fue ofrecida a Raoul, quien no era judío y quien aceptó sin cavilaciones.
El 9 de julio de 1944 fue nombrado segundo secretario de la delegación sueca y comenzó una gesta diplomática para salvar el máximo posible de vidas.
Conociendo la mentalidad alemana, emitió miles de Schutzpasses, pseudo-pasaportes suecos que brindaban cierto grado de inmunidad a sus poseedores pero carecían de valor legal. Su diseño colorido y la abundancia de sellos, lograban infundir respeto y acatamiento por parte de los nazis.
Asimismo, creó una red de 32 «casas seguras», bajo bandera sueca, en los cuales albergó a miles de personas. En varios casos, iba a estaciones de trenes y desafiando a los nazis otorgaba Schutzpasses a judíos que iban camino a su muerte.
Por último, Wallenberg orquestó una red de cooperación íntima con diplomáticos de otros países, como el suizo Carl Lutz o el Nuncio ÁngeloRotta, logrando que el esfuerzo de rescate fuera eficaz.
En ocho meses, Raoul g logró crear un sistema de diplomacia activa que resultó en el salvataje de decenas de miles de personas.
El 17 de enero de 1945, Raoul fue a reunirse con los mandos militares soviéticos que habían liberado a Budapest, para delinear la asistencia a judios sobrevivientes. Ese mismo día, Raoul y su chofer, Vilmos Langfelder, fueron detenidos por sus «anfitriones» y desde entonces, el paradero de ambos sigue envuelto en un misterio.
Paradójicamente, este salvador que ayudó a tanta gente, resultó ser víctima de otro régimen totalitario. Suecia hizo muy poco para tratar de negociar su liberación. La Unión Soviética y su sucesora, Rusia, no han permitido el acceso irrestringido de los materiales de archivo que podrían dilucidar el caso.
Es por ello que la Fundación Internacional Raoul Wallenberg -que preserva y difunde el legado de este singular ser humano- ha decidido instituir una recompensa de $500,000 para quien provea información fidedigna y científicamente verificable sobre los paraderos de Wallenberg y Langfelder.
Si es cierto que Stalin ordenó el asesinato de Wallenberg, es de esperar que exista documentación al respecto.
Nuestra meta es poder repatriar los restos de Raoul y llevarlos a su Suecia natal, para que descanse junto a sus padres biológicos, su padre adoptivo, Fredrik y para que su hermana Nina, que aún vive, pueda visitar su tumba.
A cien años de su nacimiento, el legado de Raoul Wallenberg sigue siendo más vigente que nunca.
En un mundo amenazado por matanzas y masacres masivas, su espíritu nos guía.