El pasado mes de septiembre se le concedió el título de “Justo entre las Naciones”, reconocimiento otorgado por la institución para el Recuerdo de los Mártires y Héroes del Holocausto (Yad Vashem), al diplomático español Sebastián Romero Radigales, cónsul de España en Grecia entre 1943 y 1945. La razón para concederle tan alto reconocimiento por parte de la comunidad judía, se debe a la labor que realizó en Salónica a la hora de salvar a 600 judíos sefardíes de los campos de exterminio nazis, esgrimiendo su condición de ciudadanos españoles.
Salónica es actualmente una de las ciudades más importante de Grecia, y hasta la Primera Guerra Mundial fue uno de los centros de recepción de emigrantes judíos, incluido los sefardíes, más importantes de Europa. Por lo que la comunidad se desarrolló considerablemente.
Durante la Gran Guerra, la ciudad se convirtió en unos de los puertos estratégicos para las tropas aliadas que combatían tanto al Imperio Austrohúngaro como al Imperio Otomano, ambas potencias muy cercanas a Grecia. En 1917 un incendio fortuito casi la destruye por completo, produciendo un abandono masivo de la población judía, que marchan a otras comunidades más prosperas. Ya en el periodo de entreguerras, Salónica fue recuperando su antiguo esplendor.
Con la invasión del país heleno por parte de los alemanes en 1941, la situación de los judíos se fue debilitando considerablemente. Con la implantación de la “Solución Final”(eufemismo burocrático alemán para referirse al extermino de los judíos) en las zonas ocupadas por el ejército alemán, la comunidad hebrea de Salónica fue de las más castigadas por las deportaciones masivas a los campos de exterminio como Auschwitz. Los últimos estudios sobre este tema hablan aproximadamente de unas 46.000 personas enviadas a estos “campos de la muerte”.
Pero no todos los judíos de Salónica acabaron en las cámaras de gas de los nazis, un grupo de unos 600 sefardíes fueron protegidos por el cónsul español Sebastián Romero Radigales, a pesar de las directrices mandadas por el Ministerio de Asuntos Exteriores español, queoficialmente mantenía una política de pasividad ante la situación de los judíos europeos. Por otro lado, Radigales tenía que lidiar con las autoridades alemanes, que no estaban muy dispuestas a dejar escapar fácilmente a un grupo de judíos tan numeroso.
El principal argumento esgrimiendo por el cónsul español para salvar a los sefardíes de Salónica fue el decreto aprobado por el gobierno del dictador español Miguel Primo de Rivera en 1924, por el cual se reconocía la nacionalidad española a todo judío sefardí que lo solicitara. Gracias a esta arma jurídica, se pudo evitar el envió de estos 600 sefardíes a los campos de exterminio, a condición de que fueran trasladados a España. Pero el gobierno de Franco no estaba dispuesto a aceptar a tantos judíos en su territorio, por lo que se generó una situación bastante peculiar.
Ante el abandono por parte de las autoridades españoles, Radigales tuvo que improvisar constantemente, en un juego de equilibrio entre la pasividad del gobierno español y la oposición alemana. A pesar de su buen hacer, Radigales no pudo evitar el envío de estos sefardíes al campo de concentración de Bergen-Belsen, ubicado al norte de Hannover, en un subcampo especial para ciudadanos de países neutrales, aquí las condiciones de vida era menos duras, y no estaban obligados a realizar trabajos forzados.
Tras una serie de tramitaciones legales, a principios de 1944 estos sefardíes de Bergen-Belsen fueron repatriados a España. Pero la labor de Radigales no acabó aquí. Después de salvar a los sefardíes de Salónica, se puso manos a la obra para hacer lo mismo con los judíos españoles de Atenas, aunque en esta ocasión no tuvo tanta suerte. Nunca pudo trasladarlos a España por la precaria situación militar de los alemanes en estos momentos. Para intentar salvar a estos judíos de Atenas,Radigales compro un edificio mediante la legación española, otorgando la inmunidad diplomática española a estos sefardíes atenienses. Finalmente estos hebreos serían liberados por el ejército norteamericano al acabar la guerra.
La actuación heroica de Radigales ha pasado prácticamente desapercibida para el gran público, hasta que la fundación norteamericana Raoul Wallenberg investigó toda la labor que realizó para salvar a centenares de judíos de la Shoah u Holocausto. Finalmente el Estado de Israel, le concedió el título de “Justo entre las Naciones”. Por otro lado se incluirá la historia de Radigales en los programa de estudios de algunas naciones como Argentina o Israel para que sirva de ejemplo a la juventud, e incluso se ha emitido un sello postal conmemorativo con la imagen del cónsul español.