Elaboraron una placa que distingue a ”salvadores” de víctimas del nazismo que tienen serias objeciones.
- La Fundación Wallenberg cuestionó a uno de los homenajeados por haber sido colaborador del régimen nazi.
- Hay otros once a los que no se los considera dignos de una distinción
La permanencia en la Cancillería de una placa en homenaje a doce diplomáticos argentinos que ayudaron a víctimas del nazismo amenaza con convertirse en un dolor de cabeza para las autoridades de ese ministerio.
La Fundación Internacional Raoul Wallenberg (FIRW) -creada en honor del diplomático sueco que salvó a decenas de miles de judíos durante la Segunda Guerra Mundial- cuestionó a la Cancillería porque sostiene que uno de los nombres incluidos en la placa está vinculado con el nazismo y que el resto no hizo méritos suficientes para justificar un homenaje, por tratarse de argentinos que sólo ayudaron a otros compatriotas.
En una carta que la FIRW envió al canciller Rafael Bielsa, a la que tuvo acceso LA NACION, se exigió que la placa fuera retirada de inmediato, por considerar que se incluyeron nombres cuyas trayectorias contradicen flagrantemente el mérito por el cual se les rinde homenaje.
La fundación sostiene que los diplomáticos aludidos en el mejor de los casos salvaron a argentinos de origen judío. Distinguirlos como solidarios, alegan en la FIRW, sería discriminatorio, por cuanto ayudar a connacionales, independientemente de su religión, era el deber de esos doce funcionarios.
Aún más irritativa fue considerada la inclusión del nombre de Luis H. Irigoyen, funcionario de la embajada argentina en Berlín entre 1937 y 1945, a quien en la carta -firmada por el presidente de la filial argentina de la fundación, presbítero Horacio Moreno- se señala como seriamente comprometido en el exterminio de alrededor de cien argentinos en el Holocausto.
Funcionarios de la Cancillería consultados por LA NACION no ocultaron su malestar ante la carta de la FIRW y ratificaron que esos nombres fueron seleccionados después de una investigación de la Comisión para el Esclarecimiento de las Actividades del Nazismo en la Argentina (Ceana), creada durante la gestión de Guido Di Tella.
En distintos despachos oficiales, deslizaron que la denuncia en realidad respondería a la necesidad de promocionar el libro de Uki Goñi (”La auténtica Odessa”), la investigación sobre la cual la FIRW ha basado la mayoría de sus acusaciones, o bien a una ”interna” de la comunidad judía, ya que en el acto de colocación de la placa, en julio de 2001, habían estado presentes el entonces embajador israelí, Benjamín Orón, y autoridades del Congreso Judío Mundial y de la B´nai B´rith.
Controversia interna
No obstante el malestar, existe en algunos funcionarios del Palacio San Martín la sensación de que la colocación de esa placa fue innecesaria y que respondió a los intereses de anteriores administraciones. Otros funcionarios, en cambio, defendieron ese homenaje y consideraron que retirarlo sería una barbaridad. Todos coincidieron en que la decisión final será de Bielsa.
Además de Irigoyen, los diplomáticos cuyos nombres figuran en la placa ubicada en el interior del edificio de Esmeralda y Arenales son José Angel Caballero, Federico Fried, Miguel Angel Gamas, Juan Giraldes, Jacobo Laub, Roberto Levillier, Luis Luti, Héctor Méndez, José Ponti, Alberto Saubidet, León Schapiera.
La historia, como se dijo, comenzó con una investigación realizada durante la gestión de Di Tella. La placa fue colocada por el canciller de la Alianza, Adalberto Rodríguez Giavarini, y las primeras denuncias de la FIRW surgieron cuando era Carlos Ruckauf el que encabezaba la jefatura de la diplomacia argentina.
Al asumir Bielsa, la fundación insistió en su reclamo y sus autoridades lograron ser atendidas por el canciller el 8 de septiembre. En ese momento, Moreno y Baruj Tenembaum, fundador de la FIRW, elogiaron la actitud de Bielsa como diametralmente opuesta a las asumidas por sus antecesores. El ministro creó entonces una comisión para investigar los antecedentes de los diplomáticos mencionados en la placa, encabezada por el secretario de Culto, Guillermo Oliveri.
El propio Oliveri se había fijado a sí mismo el 15 de noviembre como fecha límite para emitir un dictamen. Días antes de que venciera el plazo, la comisión entregó a Moreno toda la documentación disponible sobre Irigoyen. Fuentes de la Cancillería con acceso a esas copias explicaron que del expediente no surge que Irigoyen haya sido colaborador nazi.
La comisión no presentó ninguna documentación para avalar la inclusión del resto de los diplomáticos en la placa, hecho que motivó la carta de protesta. La FIRW consideró que no se habían dado las explicaciones necesarias para justificar el homenaje.
Consultado por LA NACION, Oliveri ratificó su absoluta propensión a la investigación solicitada por la Fundación Wallenberg. Señaló que enviaría el expediente a la directora de Derechos Humanos de la Cancillería, Alicia Oliveira, y agregó: ”Le hemos dado toda la cabida necesaria en la Secretaría. El hecho de que la investigación pase al área que corresponde, no significa que dejará de tener la celeridad que debe tener”.
Por su parte, Oliveira se mostró entusiasmada con continuar la investigación, aunque evitó ponerse plazos porque dice que hay que hacerla con seriedad. Explicó que pedirá más documentación sobre Irigoyen y abrirá los expedientes sobre los once diplomáticos restantes.
Los protagonistas
- Rafael Bielsa: El canciller ordenó una investigación, pero la Fundación Wallenberg la consideró insuficiente y pidió retirar la placa.
- Alicia Oliveira: La directora de Derechos Humanos de la Cancillería se hizo cargo de la investigación y prometió profundizarla.